Gobernar Veracruz en estos tiempos entraña grandes riesgos. Esto se debe a que venimos de una etapa en que todo parecía fácil y manejable, la que por el contrario, dejó pésimos resultados a los veracruzanos.

La gente recuerda muchas de las obras inconclusas que heredó el gobierno de Fidel Herrera, como puentes, avenidas, distribuidores, edificios o calles en varios municipios del estado. El libramiento de Ciudad Cardel, es una de esas obras sin terminar, que siguen causando vergüenza y que conocen todos los que transitan a lo largo del estado o quienes viajan al puerto de Veracruz desde Xalapa.

También se recuerdan las promesas del gobierno de Javier Duarte a través del publicitado programa Adelante. Al final resultó un exceso de circo, con gorras, camisetas e himno incluido y sólo algunas obras que lograron inaugurar los ayuntamientos con sus propios recursos, así como miles de acciones del gobierno federal, que entregaban sus delegados junto a los funcionarios estatales.

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Por parte del gobierno del estado, el programa aportó muy poco; se quedó a ras del suelo, en algunos pisos firmes y en los zapatos corrientes de origen chino, que repartía a los más pobres el ahora diputado local Vicente Benítez. Y es muy probable que esos zapatos destinados a los niños, también hayan servido para esconder malas adquisiciones y generar buenos dividendos, al estilo del prófugo gobernador y sus secuaces.

Ahora sabemos que hasta los recursos del Seguro Popular se destinaron a fines aviesos. Mauricio Audirac y Leonel Bustos aportarán información a la PGR para dilucidar dónde quedó la bolita de esos recursos originalmente enviados a los veracruzanos con rezagos de salud.

La sociedad veracruzana se encuentra hastiada y asqueada de tanta podredumbre, cinismo e impunidad. Podemos afirmar que los tiempos actuales presentan condiciones difíciles, intolerancias y desconfianzas de la población hacia sus autoridades.

Por estas razones, llaman la atención algunas noticias o anuncios de cuestiones que de alguna manera pueden lesionar a la gente, que siente que no debe ser ella la que pague los platos rotos por gobiernos corruptos. Que si hay que disminuir plazas laborales del gobierno; que si deben reanudarse los pagos de tenencias o revisar el impuesto al hospedaje, que se proponen nuevos empréstitos, etc.

Al final, pueden ser medidas necesarias para corregir la administración y relanzar el estado. Sin embargo, debe tenerse especial cuidado de que estas decisiones no lesionen a la sociedad. Entender que si tensamos la cuerda demasiado, ésta puede romperse.

Ojalá y el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y todos aquellos que le ayudarán a decidir en su gestión, tengan en cuenta que el estado de Veracruz ha soportado más de una década de estilos deplorables y acciones de gobierno en su contra.

El pueblo va a estar muy pendiente de nombramientos, de anuncios, de programas, de presupuestos, de acciones reales y más que nada, de resultados y del uso correcto de los recursos públicos.

Que la sociedad va a exigir también a los poderes legislativo y judicial, para que colaboren de manera efectiva en el sano equilibrio de las decisiones de gobierno.

Los que llegan, deben entender que van a gobernar junto a veracruzanos afectados y, porque no decirlo, lacerados y humillados. Deben tener presente, que a ningún lado llevan las decisiones unilaterales, y que éstas conducen a un solo lugar: al rechazo.

Por desgracia para todos, el Veracruz de ahora, tiene una alta capacidad para el rechazo. Y el rechazo mal enfocado y atendido, es el camino más corto al hundimiento económico, político y social.

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