A menos de sesenta días de la votación del primero de julio, los veracruzanos siguen con atención a tres candidatos a la gubernatura. Con cristalina lupa observan sus diferentes esfuerzos por hacerse de los votos necesarios para llegar al palacio de gobierno en Xalapa.

En esta lucha no participa para ganar, la única mujer que se inscribió en la contienda. Podría decirse que su participación deberá verse como un esfuerzo experimental o de onanismo ideático de algunos personajes que están detrás de ella.

La primera semana se caracterizó por una serie de bien logradas fotografías de la campaña de Miguel Ángel Yunes Márquez, en las que se le ve ¡arrasando!, como decía aquella canción de Thalía. Una campaña donde el candidato está rodeado de miles de seguidores, y que, si nos dejamos llevar simplemente por lo que indican las multitudinarias fotografías, el observador podría pensar en que el atinado muchacho del estero es el que ganará las elecciones.

Anuncios

Quizá un secreto pensamiento a partir de esas publicitadas fotografías, es el que motivó al priista Héctor Yunes, a preguntarse en su columna periodística de ayer, qué es lo que hace su primo el gobernador con los incrementados dineros del estado que no se han transformado en bienes y servicios tangibles.

En el mismo periodo, Cuitláhuac García, el que dicen que va de puntero, parece que decidió confiarse en ello y puentear con calma para festejar a su modo los días del niño, del trabajo y de la conmemoración de la batalla de Puebla. Poco se supo de su periplo semanal por la gubernatura. Debido a que él prefiere “campechanear”, esperará la campaña al lado del Peje.

El que desató tremendos amarres y empujó la campaña a fondo, fue el peroteño Pepe Yunes, quien, de entrada, “se decretó” diez puntos más en las encuestas “reconocidas por el PAN”. Sendas fotografías, súper videos promocionales, memes motivacionales, redes a tope y líderes reconociendo liderazgo y conocimiento, justifican esta milagrosa alza.

Miguel, Cuitláhuac y Pepe. Tres candidatos recorriendo el territorio de distintas maneras. Tres percepciones de avance en campaña. Tres programas y formas para atacar el atraso que vive Veracruz. Tres películas inspiracionales que se ponen a disposición de la incrédula sociedad.

Pero en paralelo, los veracruzanos estarán viendo otras tres películas sobre lo que se pelea en la sucesión en Veracruz.

La primera, la que se forma con los trozos discursivos y narrativos emanados de los candidatos, de los equipos estratégicos, de los cuartos de guerra y del fanatismo de sus adeptos.

La siguiente película es la que corre segundo a segundo en el mundo virtual y que refleja los impactos de marca y las preferencias fabricadas o reales de las redes sociales.

Y la tercera, la más ansiada por los candidatos, la que contiene la percepción fiel y personal de cada uno de los observadores que emitirán el voto: una visión libre, ajena y lejana a cualquier tipo de manipulación.

Pero por desgracia existe el efecto tsunami. Es posible que el candidato presidencial que el primero de julio marche en primer lugar de las encuestas, ese día arrastre hacia sus colores la votación relativa a los candidatos a la gubernatura, a las senadurías y a las diputaciones.

Entonces para qué adelantar vísperas. La sociedad sabe su propio cuento y desde ahora atesora en la mente su propia preferencia en torno a estos tres señores que ambicionan la gubernatura veracruzana.

Publicidad