En el equipo de gobierno de Cuitláhuac García Jiménez existe una dependencia que ningún resultado ha dado a Veracruz en los 19 meses de esta administración. No se nota mucho la ineficacia porque lamentablemente ninguna instancia destaca, salvo quizá la secretaría de finanzas y planeación, donde su titular ha percibido que, a falta de resultados tangibles, es mejor ir reduciendo la deuda estatal, antes de que a algún guerroso personaje se le ocurra dar mal uso o esfumar los escasos fondos del erario, nutridos desde el gobierno federal en más del 85%.

El área más floja de todas es la secretaría de turismo y cultura (SECTUR), la que además tiene a su cargo la coordinación del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC). La cabeza de ese sector, que tuvo mejor suerte en otras épocas, se encuentra en las manos y pies de Xóchitl Arbesú Lago, una dama de orígenes empresariales del sur del estado. Y se mencionan los pies porque para que esa institución funcione, hay que caminarle mucho en los temas de la promoción, difusión e inversión turística.

El problema viene cuando los pies y las manos no conectan con la cabeza en los asuntos por los que el gobierno y el pueblo pagan un alto salario al funcionario o funcionaria a cargo.

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La señora Arbesú ha viajado y ha acudido a naciones como España. El resultado de ese periplo al estilo de la revista Hola, no se conoció nunca. Lo que sí se supo a nivel nacional en diciembre pasado, fue la jocosa difusión de los hídricos y botaneros viáticos de la gentil comitiva de Xóchitl en sus actividades oficiales, dados a conocer con pruebas documentales (treinta facturas de gastos) por el periódico El Universal.

Ya en este virulento año la señora contrató gente y amigos para la celebración de la Cumbre Tajín 2020, organizada en los tiempos en que la pandemia del coronavirus chino volaba y había llegado a México, vía Estados Unidos, España e Italia. Conclusión: todo el gasto de los preparativos se hizo, para venir a cancelarla por razones preventivas el día de la inauguración en marzo. Recursos botados a la basura.

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La contingencia de salud ha cerrado hoteles, restaurantes y lugares turísticos, todos sufriendo los embates económicos, menos los “efectivos” funcionarios de Turismo, quienes recientemente inventaron unas costosas constancias de sanidad y cursos diversos que los empresarios mandaron a volar junto a la remitente, por ser estos de trámite inútil y fuera de la legalidad.

Respecto a la promoción de la cultura que hay que difundir y apoyar, y que podría ser un eficiente distractor social, la señora Arvesú Lago ni idea tiene, aunque tampoco interés. 

Por ello, no sería descabellado ni mal visto por los veracruzanos, que Cuitláhuac García aplicara el efecto Cenicienta (aquel del carruaje que se convierte en calabaza) al presupuesto del sector turismo que él comanda. Y que la superflua secretaría se transforme en una austera subsecretaria de SEDECOP, como antaño. 

El presupuesto estatal lo agradecería, y por qué no, hasta se podría esperar que la titular turística, en unión a Enrique Nachón -ambos con sendas capacitaciones familiares en el entorno empresarial-, pudieran en transformadora y movida sinergia, encontrar y diseñar fórmulas válidas para impulsar y fortalecer al sector privado, el mejor creador de empleos formales en el planeta. 

La sociedad veracruzana exigiría, eso sí, y para no seguir en la simulación, que tales estrategias y acciones, vayan más allá de las juntas, cafés, declaraciones y buenas intenciones que día a día se transmiten vía Facebook en el gobierno. De conseguirlo, sería como cortar una flor de esos jardines tan estériles. 

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