Como pocas veces en la historia reciente de Veracruz, durante esta década el estado ha vivido una de sus más improductivas etapas. Los indicadores económicos y la desconfianza e inconformidad social así lo indican. La entidad federativa esforzadamente se mantiene en el grupo de las de mayor producto interno bruto (PIB), pero de continuar como va en su errático desempeño, con el creciente desempleo y con los bajos salarios, es posible que continúe cayendo en los registros oficiales.

Con esa nada halagüeña realidad, ahora más que nunca se hace necesaria la intervención real y convencida de los sectores productivos junto a la capacidad rectora y constructiva del gobierno. No es ocioso afirmar que el momento actual constituye un verdadero punto de inflexión para reactivar los procesos productivos o para terminar de destruir lo logrado hasta ahora en Veracruz.

Y la manera de hacerlo tiene que ver con tres condiciones: con una convocatoria a las diferentes fuerzas productivas, con la instrumentación leal y sincera de procesos transparentes y con la determinación inmediata de aplicar una política de difusión social que lleve a todos lados y a toda la población, la información de obras públicas en proceso o por iniciar, de las inversiones privadas de los sectores productivos y de los programas públicos y privados de apoyo al campo y a las actividades agropecuarias, forestales y pesqueras, en general.

De especial relevancia sería la participación de las diferentes cámaras industriales y empresariales relacionadas con las actividades productivas en el territorio del estado. Sin la intervención de la sociedad, no tiene sentido emprender tarea como la que aquí se propone.

Y esa convocatoria superior no debe hacerla nadie más que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez en este su primero de seis años de gestión. Y para asegurar la transparencia y la aplicación de las disposiciones administrativas del gobierno, requerir la intervención permanente del Órgano Superior de Fiscalización (ORFIS), como auditor garante de todas las obras, programas y propuestas de carácter oficial. Su lugar en la mesa se lo da la credibilidad conseguida en estos, sus primeros 20 años de vida.

En esa mesa que sería de trabajo, de anuncios de inversiones productivas privadas y públicas y, sobre todo, de avances y resultados tangibles, el Órgano Superior de Fiscalización, además de fiscalizar las acciones en proceso (del Gobierno), informaría todo lo relativo a su reconocido sistema de control de la obra pública en Veracruz, pero no solo haciendo referencia al árbol construido, sino a los diferentes frutos que este entrega: cuántas obras y a cuánto ascienden las inversiones, cuántos municipios se benefician, cuántas calles en pavimentación, cuántas clínicas, escuelas, puentes, plazas, rellenos sanitarios, etc. Y lo más relevante: en dónde están y a quiénes benefician todas esas obras y acciones.

Desde luego un esfuerzo de esta magnitud, requiere la participación efectiva de la Coordinación de Comunicación Social para informar a los ciudadanos, como no se ha hecho desde hace seis o siete años, la ubicación, montos de inversión, procesos licitatorios, e inauguraciones de todas esas obras e inversiones.

En ese consejo o grupo colegiado, deberá asegurarse la intervención de las dependencias y organismos de gobierno involucradas en todo lo constructivo y productivo: SEFIPLAN, Contraloría General, SIOP, SEDECOP, SEDEMA, SEDESOL, SEDARPA, CAEV y las demás instancias gubernamentales que realicen obra pública.

Veracruz merece este, que sería el más amplio esfuerzo de reactivación productiva. Debe recordarse que el estado es uno de los principales en materia agropecuaria e industrial. Pero debe asegurarse que la población cumpla con su derecho a la información real y de calidad, y con ello elevar la moral familiar y la confianza en las autoridades, en las leyes, en la capacidad de los sectores productivos y en las instituciones en general.

El gobernador informó ayer la renegociación de la deuda veracruzana que permitirá significativos ahorros, un mejor manejo financiero de la tesorería y mayores beneficios a la entidad. 

Es el momento de volver a detonar condiciones de crecimiento. Se cuenta con todos los elementos para llevarlo a cabo; solo precisa de iniciativa y disposición para comenzar este nuevo tiempo.

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