En un periodo tan corto como el que lleva gobernando Veracruz, es complicado hacer un balance objetivo de la gestión de Miguel Ángel Yunes Linares. Sobre todo, porque se deben considerar las circunstancias de apremio y carencia que le ha tocado afrontar, y que no sufrió ninguno de los gobernadores que lo antecedieron.

Alta inseguridad pública; crisis financiera del gobierno; elevado grado de corrupción burocrática; falta de liquidez en el sistema económico estatal, entre las principales.

Sin embargo, debido a la ausencia de credibilidad que vive la sociedad veracruzana, y con un afán de ser propositivos, creemos oportuno señalar las cosas buenas y también aquellas que no parecen serlo, siempre aplicando un criterio libre y desde la óptica de la sociedad.

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Entre los aspectos que deben reconocerse, está la coordinación inmediata con las autoridades federales para afrontar a la delincuencia organizada que se había apoderado de ciudades como Coatzacoalcos y Veracruz. Así mismo, el hecho de impedir la obstrucción de las vías de comunicación en carreteras y ciudades, y también mantener sin bloqueos la capital del estado. De igual manera, los ejercicios de comunicación frecuente y directa con la sociedad, como los realizados ayer y el día 12 del mes en curso en la ciudad de Boca del Río.

Otro igual de positivo fue el de atender y resolver con prontitud, la intranquilidad de trabajadores y de jubilados y pensionados que se preguntaban si este mes de diciembre podrían cobrar los pagos que por ley les corresponden. Debe reconocerse también, el que varias instituciones públicas hayan empezado a recibir, aunque con pagos parciales, los adeudos que arrastran desde hace tiempo.

Entre los asuntos que se han complicado, están la solicitud de recursos al gobierno federal y las aseveraciones ante los medios, que no tuvieron el eco esperado en ese nivel de gobierno. Las amenazas mediáticas representan debilidad y desesperación. No vale tirar dardos a la luna cuando se conoce el camino para salir de la gravedad.

Uno más, el ambiente generado con los senadores priistas, que han manifestado su oposición a las formas mostradas por el titular del Ejecutivo. Otro, el rumor creciente en las oficinas públicas, en el sentido de que no sólo van tras los miles de aviadores que dicen que hay, sino que los nuevos funcionarios, tienen la pretensión de despedir a la mayor cantidad de trabajadores que llevan años laborando de manera formal y correcta. A este respecto, a la palabra del gobernador, debiera sumarse la actitud humana y clara de los funcionarios yunistas, que están empecinados en demostrar lo contrario a lo que afirma el gobernador.

En este caso, es preciso mencionar que la sociedad veracruzana sabe desde siempre, que los trabajadores de la burocracia estatal han defendido su pluralidad política en las diversas elecciones, situación que se manifestó el 5 de junio pasado, y que por cierto, fue beneficiosa a la coalición PAN-PRD.

Otro tema cuestionado es el de los altos funcionarios que llegan a los cargos, sin tener el perfil adecuado o sin poder cumplir con los requisitos que establece la Ley (Rogelio Franco y Jorge Winckler). De igual modo, el hecho de que en los terrenos de la aplicación de justicia, existen señalamientos con relación a que no se respetan a cabalidad los derechos humanos, una deficiencia que hace recordar un autoritarismo innecesario.

Por estas razones, se espera que la designación de Manuel Muñoz Gánem como número dos del gobierno, pueda servir para que durante las ausencias o encomiendas superiores del gobernador, desde el alto cargo en que se le ha nombrado, se encargue de supervisar y dirigir a los secretarios que no tienen suficiente experiencia y también a los mañosos funcionarios del gabinete, sobre todo a aquellos que están haciendo gala de iniciativas sin fundamento, o no viables por la situación de crisis que se atraviesa, o que resultan poco favorables al Estado y a la sociedad.

El gobernador de Veracruz conoce los caminos y las formas para estar cerca de Los Pinos. Ahora no puede olvidar principios elementales como el de: “cercanía da poder”. Ninguna amenaza o “migueliña” puede quebrantar el proyecto o la esperanza de los veracruzanos.

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