El próximo quince de noviembre, Miguel Ángel Yunes Linares rendirá su segundo y último informe anual de gobierno. Salvo dos o tres obras carreteras de poca importancia y la recuperación de algunos bienes robados en el régimen de Javier Duarte, no habrá mucho qué informar ese día a los veracruzanos. Aunque Miguel no lo quiera reconocer, los suyos resultaron dos años perdidos para el estado, como lo fueron los seis anteriores.

Una de las lecturas que se darán de sus raquíticos dos años de gestión, es que no sólo fue un gobierno bianual, sino que la administración yunista se centró prácticamente en el centro de Veracruz. Parece que Yunes Linares olvidó las partes más lejanas de la entidad, cuyos habitantes siempre se han sentido lejos de la capital.

La prueba irrefutable de ello, fue el resultado de la encuesta sobre percepción ciudadana que realizó el INEGI en septiembre pasado, y que acaba de dar a conocer Palabras Claras, en la que Coatzacoalcos se ubicó como la séptima ciudad más insegura del país. En aquel municipio colindante con Tabasco, todos los que fueron a hacer fortuna buena o mala, hicieron lo que quisieron. No hubo Ley ni autoridad.

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Y no sólo en el tema de la inseguridad se falló. También Coatzacoalcos es una ciudad de las más amenazadas por la terrible epidemia de VIH-Sida, como dio a conocer el día de ayer uno de los grupos sociales que sufre y afronta ese terrible y discriminativo mal.

Y si nos vamos al norte del estado, resulta que los frutos del yunismo sólo llegaron a Tuxpan, vía la increíble bonanza de Pepe Mancha y familia, y a la región de Tantoyuca, con otro de los caciques panistas de siempre. De ahí en adelante se perdieron o se soslayaron los límites—territoriales, éticos y de fiscalización—con el caciquil triunvirato de los García.

Veracruz no espera ninguna noticia creíble en este segundo informe de Yunes Linares. El hombre está rebasado por la sospecha, el desengaño y el repudio. Lo más que podría decirnos en el tiempo que le resta, es la detención de dos o tres diputados locales que perdieron fuero constitucional (y ganaron dinero y tiempo a causa del duartismo y el yunismo): Vicente Benítez, Juan Manuel del Castillo y algún otro coludido en aquellas corrientes rapacidades financieras del sexenio precedente.

Lo más seguro es que el quince de noviembre, Miguel Ángel Yunes y sus cientos de libros de la autocomplacencia informativa, inunden de inútil y costoso papel el espacio estatal. Y que el mensaje a Cuitláhuac y a los veracruzanos recuerde aquella cínica y burlona canción de Chava Flores que soltaban al aire las estaciones de radio de mediados del siglo pasado:

Mira Bartola/ ahí te dejo esos dos pesos…

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