José Antonio Flores Vargas

“Veracruz, en el nombre tú llevas la verdad y razón de tu ser…”, son los primeros versos que musitó Francisco Morosini al escribir el Himno a Veracruz, a mediados del año 2005. En esa corta frase, la claridad mental del poeta definía y profetizaba el destino de uno de los estados más ricos de la república.

Morosini era un estudioso de la literatura y de la historia; también había sido funcionario en asuntos ambientales. Quizá por ello, al tiempo que pergeñaba su obra, y al observar el panorama que le ofrecía el nuevo siglo, llegó a vislumbrar lo que le sucedería a su entrañable estado.

Es probable que cuando escuchó en el Teatro del Estado su composición musicalizada, henchido de satisfacción llegara a pensar que el himno podría servir como un canto motivacional para las generaciones ahí presentes y para los infantes que cantaban llenos de orgullo y patriotismo local.

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A los niños que lo cantaron durante los años posteriores, algún día sabremos si logró insuflarlos. Pero a muchos de los funcionarios que lo repitieron en los actos públicos, al movimiento de batuta de Fidel Herrera, ahora se comprueba que el mensaje morosiniano les entró por una oreja y les salió por la otra. La mayoría de los que ocuparon cargos importantes con él, y que después se transformaron en colaboradores cercanos de Javier Duarte, observamos que crecieron en lo político, pero se quedaron en la bajura moral que ya ostentaban.

Los ladrones de bolsillo de Fidel, se convirtieron con Javier Duarte en hordas saqueadoras del erario, en piratas de caudales públicos y en buitres que no respetaron ni a niños, ni a enfermos, ni a ancianos.

El resultado de esa devastación lo estaremos sufriendo durante muchos años. El fin de semana pasado, en algo jamás visto en el país, un numeroso grupo de alcaldes de varios partidos y un senador panista, se apoderaron del Palacio de Gobierno día y noche, presionando al gobernador interino para que les pague montos multimillonarios federales transferidos para sus municipios, que no aparecen en la Tesorería estatal.

Los 11 mil millones de pesos, que dice Flavino Ríos que va a dar el Gobierno Federal, se han transformado en once mil acreedores que están y seguirán desfilando por Palacio y por las calles, en espera de los pagos. Pero estos acreedores son adicionales a los miles que ya venían reclamando pagos atrasados desde hace varios meses.

En realidad, son más de ocho millones de veracruzanos los burlados y defraudados por el gobierno corrupto de Javier Duarte. Todos los sectores productivos están sufriendo mermas. El pueblo de Veracruz exige el reintegro de lo robado. La cárcel será sólo un avance en el reclamo de justicia.

La sociedad veracruzana busca en el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares, un auténtico líder y un proyecto viable, una frase motivante y una imagen que logre cohesionar a la población que no encuentra una senda confiable hacia un destino seguro. Ojalá así sea, porque sabemos que en el pesimismo únicamente existen caminos que conducen al desencanto.

Si no se encuentra un liderazgo real, la corrupción y la impunidad harán que el estado continúe cargando una pesada cruz.

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