Durante los próximos años el municipio de Veracruz se convertirá en uno de los más importantes del país. El proyecto de ampliación del puerto, que se construye a marchas forzadas en terrenos adyacentes, provocará una extraordinaria bonanza a la zona comprendida desde La Antigua hasta Alvarado incluyendo a Medellín y a los demás municipios cercanos.

El nuevo desarrollo portuario provocará un despegue económico en toda la región. El crecimiento del empleo y la generación de ingresos familiares redundarán en un mayor desarrollo social y humano.

Se habla de que cuando concluyan las obras se triplicará el volumen de toneladas de carga a trasladar por vía marítima. Buques de mayor envergadura llegarán y saldrán cargados con miles de toneladas de mercaderías.

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Este incremento necesariamente traerá un mayor desarrollo urbano a la zona; y con ello, crecimiento inmobiliario, vivienda, servicios públicos y el aumento de los demás satisfactores para la población.

Se sabe que las autoridades del nuevo puerto adicionalmente tendrán que encargarse de importantes obras de saneamiento en la ciudad de Veracruz. Un tema sumamente opaco en estos momentos, con una planta de tratamiento irregular e insuficiente y con aguas negras y basura municipal, cuyos lixiviados están contaminando el área protegida del sistema arrecifal veracruzano y la bahía de Veracruz.

Por otro lado, el mayor manejo de carga implica la modernización de las vías de comunicación en ferrocarriles, carreteras y avenidas urbanas, que ya se realiza.

Así mismo, seguirá creciendo el parque habitacional en la zona conurbada, detonando la economía con su efecto multiplicador. Hace doce años, sin ese macroproyecto, expertos urbanistas informaban que de cada diez viviendas que se construían diariamente en el estado en ese tiempo, cuatro se levantaban en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río-Medellín. Se espera que incremente ese porcentaje.

Esta es la magnitud del crecimiento que viene a la ciudad de Veracruz y su zona conurbada. Y es así como debe entenderse el interés actual en gobernar a ese municipio.

Para el titular del ejecutivo estatal, en este tiempo y en el futuro, pudiera decirse que lo más conveniente sería procurar tener de su lado y en su equipo a quien gobierne al municipio de Veracruz y los municipios aledaños. Especialistas en finanzas públicas esperan que el desarrollo de la zona portuaria y su impacto regional sea directamente proporcional al crecimiento de los recursos presupuestales de esos municipios.

Esto significa también que como líder de la conurbación, el poder político y económico de que disponga el alcalde de Veracruz, podría oscurecer o disminuir la autoridad y hasta las posibilidades de sucesión de un gobernador del estado.

Y si se trata de dar un ejemplo de la economía alterna que se mueve en torno a una zona portuaria, basta recordar los opacos manejos que desde siempre ha tenido la venta de agua potable y servicios de saneamiento a los buques mercantes que llegan a la bahía, a decir de los ex trabajadores del antiguo Sistema de Agua y Saneamiento (SAS). Imaginemos los dividendos ahora, pero triplicados.

Pero ese es sólo un rubro en las infinitas posibilidades de negocios legales e ilegales que se perciben en esa zona.

Se entiende entonces el interés que pueden tener Fernando Yunes Márquez, Ricardo Exhome Zapata y los demás prospectos que surjan para sacrificarse cuatro años por su municipio.

Yunes Márquez dejaría una senaduría para iniciar su campaña hacia la presidencia municipal. En ese objetivo también está enfocado el empresario Ricardo Exhome, aunque él no requeriría abandonar sus constructoras, que por cierto han realizado obras en esa ampliación portuaria. Las descuidaría un poco, eso sí, pero lo justifica el jugoso bocado que visualiza frente al mar.

La razón es una: Veracruz es el municipio más suculento del estado.

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