Se cumplen 500 años de existencia del pueblo veracruzano proveniente de la mezcla cultural de los indios mesoamericanosy de los españoles que llegaron el 21 de abril de 1519 trayendo con ellos el idioma, las armas de pólvora, la rueda, la religión, los esclavos provenientes de África y las enfermedades de otros continentes, entre muchas cosas más.

Un mestizaje con influencia afroantillana que al paso de los siglos conformaron lo que actualmente es la entidad federativa denominada Veracruz, exactamente igual como el asentamiento original que dio lugar al municipio que lleva ese nombre a orillas del Golfo de México. 

En estos días el mundo, los mexicanos, y principalmente los veracruzanos que viven en el territorio estatal, recuerdan los hechos, la historia y también las consecuencias buenas y malas de ese encuentro de razas, de culturas, de fortalezas ydebilidades, y de intereses y modos de ver la vida.

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Y llega una vez más el presidente de la república a Veracruz. El señor Andrés Manuel López Obrador seguramente trae su visión de lo que han significado estos quinientos años para el municipio, para el estado y para el país. 

Y es este justamente el quid del asunto.  La población veracruzana ha vivido tiempos buenos y tiempos malos por habitar la tierra por donde entraron los españoles a México. Tiempos buenos y malos causados casi siempre por la propia acción del hombre con todo y su naturaleza humana. 

Pero demos la vuelta a esta primera mitad del primer milenio veracruzano. El pasado ha quedado atrás y tenemos el presente para actuar y para pensar en el futuro, en la segunda parte que nos toca vivir. Es este el punto de inflexión que puede conducir a una mayor decadencia, o también, a restaurar el Estado, sus instituciones, la economía y el progreso y bienestar social.

Y qué necesita esta entidad federativa. Veracruz necesita al Presidente de la República, más que a Andrés Manuel López Obrador, el político. Veracruz clama ayuda y respuesta real del mandatario nacional. El estado tiene años postrado a causa de los grandes males contemporáneos que aquí señorean sin que haya mano dura o efectiva contra ellos.

Y los grandes males son estos: el creciente e imparable desempleo, la inseguridad, la corrupción, la impunidad y, sobre todo, la ineptitud e irresponsabilidad que han mostrado los recientes gobernadores que en mal momento tomaron el poder ofreciendo esperanzas de cambio y transformación.

Señor Presidente de México: En Veracruz la gente apoyará todas aquellas iniciativas acompañadas con acciones concretas que ayuden a crear empleo mejor remunerado, a detener la criminalidad, a restar poder a los cárteles y demás grupos delincuenciales, a castigar ejemplarmente y cortar de tajo la corrupción y la impunidad en el gobierno y en todos los sectores. Desde luego, sin descuidar las disposiciones enérgicas que deban aconsejarse o aplicarse en los niveles jerárquicos de los tres órdenes de gobierno para asegurar resultados positivos a la mayor brevedad.

Dejemos atrás el recuerdo de los 500 años iniciales de Veracruz como entidad federativa. Empecemos a construir las condiciones para que los años venideros sean de trabajo, estabilidad y tranquilidad para los veracruzanos.

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