La luna naranja aparece en cualquier época del año; en ocasiones se produce cuando hay mucha contaminación o polvo en la atmósfera. Quizá eso fue lo que vio Dante Delgado en tierras jarochas, como para que viniera a declarar que regresa a Veracruz después de nueve años de malas decisiones. De la gente, aclara.

Casualmente los medios de comunicación refieren esa noticia junto a otra en la que el líder de Movimiento Ciudadano se convierte en amigable anfitrión de un grupo de exsenadores en su casa de la Ciudad de México.

No olvidemos que Dante ha dicho que es un eterno flechador de la luna. Y recordemos que el hombre ha pactado con todo tipo de lobos políticos para cumplir sus objetivos. 

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Y reflexionemos también en su cambio de parecer en un breve lapso. Con Yunes Linares vino a hacer una inútil y criticada comparsa que perdió las elecciones ante Cuitláhuac García, mala decisión, por cierto, que olvidó y envió a lo más profundo de su inconsciente. 

Ahora dice que regresa después de una larga ausencia. En parte es cierta esa aseveración, porque de la mano con Ricardo Anaya no hizo nada por Yunes Linares, solo lo dejó caminar a gusto y sin obstáculos. También vale en sus procedimientos para alcanzar el poder.

Y qué es lo que ahora le impulsa a anunciar un retorno con gloria a Veracruz. Será que, con tanta contaminación política, vislumbra una hermosa luna naranja, la ansiada media naranja que le falta a su Movimiento en esta entidad federativa. 

Será que visualiza una debacle morenista a corto plazo en Veracruz y ve adecuado y conveniente buscar el poder municipal y el estatal después de este periodo, para asegurar a la izquierda nacional que no lleguen los azules panistas.

Será que observa que el PRI está en la lona y enlodado hasta la médula, y pretende hacer un movimiento incluyente opositor, colocando como punta de lanza a gente de su confianza o a un aliado generacional como Héctor Yunes Landa.

Dante Delgado Rannauro está de regreso en Veracruz y avisa que viene con todo (y por todo). Y puede que no sea otra situación arreglada en las alturas como la de Amlito y el “nuevo” PRI nacional.

Veracruz necesita de todos sus actores y de todas sus fuerzas para levantarse. El exgobernador dejó un buen recuerdo en muchos veracruzanos y todo lo que construya apoya para conseguir un cambio real y que genere progreso, después de tantos años de espera.

Esas expresiones de regreso al terruño, provienen de un senador de la república, creador e impulsor de un creciente movimiento nacional, de un exgobernador veracruzano de sangre y alma, que no puede observar indiferente la terrible caída de su entidad natal. Seguramente algunas preocupaciones y rechazos surgirán en el horizonte. Pero Dante seguirá persistente enviando flechas a la luna. Una luna por ahora redonda y naranja. 

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