Desde que AMLO se convirtió en candidato a la presidencia de la república, diversos grupos sociales veracruzanos le han manifestado su repudio a todas aquellas actividades productivas que dañen a los recursos naturales y a los ecosistemas. Lo mismo ha sucedido cuando han estado frente a Cuitláhuac García Jiménez, ya fuera en actos de campaña o ya como gobernador del estado.

Acciones similares han ocurrido respecto a los proyectos de hidroeléctricas en los ríos La Antigua o Bobos, o a la minería o en el reiterado asunto del fracking que utiliza la industria petrolera.

Movimientos de activistas en la zona de Jalcomulco y en la región de Martínez de la Torre se han pronunciado en contra, utilizando todas las formas posibles y dentro de los límites de la ley. Acción similar la asumida por la Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA) en torno a esas manifestaciones en pro de la naturaleza. Ha puesto en alto la voz de las comunidades de los municipios de Las Minas, Alto Lucero, Actopan, Yecuatla y otros, que se han opuesto sistemáticamente a la instalación de minas a cielo abierto en terrenos de montaña con gran riqueza vegetal y animal.

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Durante la gira presidencial en Coatepec, hace pocas semanas, los ambientalistas se pararon frente a López Obrador para decirle con energía y organización un enésimo “¡No a la minería tóxica, sí a la vida!”.

Guillermo Rodríguez Curiel, coordinador de estos movimientos por la naturaleza, dijo que el presidente ha asegurado estar en contra de ese tipo de proyectos, pero que se hace necesario que exprese esa voluntad, gestionando de una buena vez el retiro de las empresas en todos los territorios involucrados.

En abril y mayo hubo extraños incendios en Yecuatla y en los límites de Actopan y Alto Lucero, justamente en los terrenos que se pretenden para actividad minera. En Alto Lucero se afectaron 915 hectáreas como nunca había sucedido a pesar de las recurrentes épocas de secas y ausencia de humedad. De ahí la preocupación de los habitantes opuestos a esos proyectos.

El presidente de la república expresó en Coatepec que “no habrá hidroeléctricas, no habrá más fracking, ni minas a cielo abierto, se tiene que respetar el medio ambiente”.

Pero para que esas intenciones no queden en simples palabras, es preciso que el gobernador Cuitláhuac impulse ante el ejecutivo federal la más fuerte oposición al desarrollo de esos proyectos con alto costo ecológico para Veracruz.

La sociedad requiere un retorno a lo natural, un respeto a la naturaleza y un respeto al territorio y a sus recursos renovables y no renovables. El gobernador de Veracruz podría ser más consistente y persistente en relación a estos casos.

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