José Antonio Flores Vargas

Hace seis años, cuando Veracruz supo que el gobernador siguiente sería el doctor Javier Duarte de Ochoa, al mismo tiempo, la sociedad comprendió que el mandatario entrante se rodearía de gente joven para ocupar las principales posiciones de gobierno. No podía ser de otro modo, los personajes que lo acompañaron en su campaña política, eran los mismos que venían trabajando con él, o junto a él, en la administración de Fidel Herrera, que estaba concluyendo.

Fue así como conocimos ya como altos funcionarios, a las jóvenes promesas del duartismo, preparados varios de ellos en grandes universidades. Los pocos colaboradores invitados de otros grupos políticos, de inmediato buscaron sus máscaras juveniles para poder encajar en la nueva época que iniciaba Veracruz.

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Con bombo y platillo, y con prominentes invitados que llegaron de todos los rumbos del estado, se anunció en Coatzacoalcos, el que sería el programa principal de Veracruz para el sexenio, el Programa Adelante. Se trataba de un enorme buque, con un capitán formado en esa ciudad, que tenía la consigna de llevar al estado a mejores estadios de bienestar y desarrollo social. El Plan Veracruzano de Desarrollo lo consignó de muchas maneras, todas halagüeñas.

El programa, cual verdadero trasatlántico, condujo a cientos de colaboradores a realizar, con el pueblo, una serie de tareas que llevaría a éstos a mejor vida, dicho en la mejor expresión de la palabra. Cientos de millones de pesos se destinaron a vestir al programa, a la embarcación y al personal. Incluso tuvo un himno que fue difundido hasta debajo de las piedras. Paquita la del Barrio, para cantar esa canción, prefirió dejar su rata de dos patas en casa. Yuri olvidó la letra de tiempos mejores y cantó el himno Adelante.

Durante los primeros años todo fue anuncios en casas, puentes, escuelas, hospitales, y también en iglesias. Veracruz iba adelante en el discurso, con su gobernador adelante.

Lo que nadie sospechaba era que se caminaba hacia atrás. El sueño cantado terminó el día en que salieron a flote las cuentas alegres. Miles de millones de pesos en préstamos bancarios que sólo se traducían en miles de letreros adelante. La bonanza económica apareció en mansiones, vehículos y formas de vida escandalosas que empezaron a presumir varios de los jóvenes promesa. Más tarde empezaron a surgir las denuncias de instancias federales, acusando las fugas de recursos hacia quién sabe qué destinos. Los beneficios sociales y las obras públicas nunca se vieron.

Lo más triste de todo, es que los pobres de Veracruz, a quienes supuestamente se dedicó ese programa, al paso de los años duartistas, se volvieron más pobres, y más vulnerables, como desnudó el Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en 2014. Esa institución informó que en Veracruz subió el porcentaje de población en pobreza, pasando de un 52.6 a un 58.0%. Señaló también que la pobreza extrema pasó de 14.3 a 17.2%, con 1’370,500 veracruzanos en esa situación.

El 5 de junio las urnas electorales constataron la respuesta de la gente a la burla adelantada. El repudio general se convirtió en votos en contra.

A unos meses de terminar el sexenio duartista, los veracruzanos saben que “Adelante” sólo trajo corrupción y más pobres. El buque únicamente sirvió para volver hacia atrás.

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