José Antonio Flores Vargas

Conforme se acerca el 5 de junio, en Veracruz están sucediéndose hechos y situaciones lamentables para la sociedad veracruzana. Esos hechos, hacen pensar que algunas mentes preocupadas por el resultado de la elección, pretenden utilizar el temor y el terror para inhibir la presencia de votantes en las casillas; y en último caso, para cambiar la intención del voto hacia una opción que pueda ser mejor manipulada.

Entre más avanzan las campañas, más acciones desestabilizadoras se han observado en varios puntos de la geografía veracruzana. A esto abonan los casos de intervención aparecida en últimas fechas. Por un lado, decisiones de gobierno con alta dosis de inconformidad social, como los asuntos de dinero que reclaman la Universidad Veracruzana y el IPE, fundamentalmente.

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En otros casos se observa la inconformidad de las fotomultas por parte de los empresarios del autotransporte y el pueblo en general; otro, las iniciativas de reforma legal sobre el aborto y el matrimonio igualitario, que tienen como contraparte a los que apelan a la moral cristiana con marchas multitudinarias convocadas por la iglesia católica.

Por otro lado, la inseguridad y el recrudecimiento de la violencia en ciudades emblemáticas para los morenistas. En Coatzacoalcos durante las semanas previas a la elección, se han elevado los secuestros y las ejecuciones. En Xalapa y Orizaba, el fin de semana, centros nocturnos fueron atacados por hombres armados, con saldo de varios muertos y heridos, que abrió el morbo a la alta profusión de imágenes crudas y desoladoras.

Pareciera que todos los actores inmersos en la lucha por el poder, están empecinados en lograr el triunfo a cualquier costo. Hacen pensar que el pastel no ha perdido el sabor apetitoso.

Si la espiral de confusión y descrédito sigue como hasta ahora, difícil será hacer un pronóstico del resultado, y fácilmente podrá haber cuestionamientos de ilegalidad, llegado el momento. Las puertas se abren para que los alegatos sean manejados desde el poder central o por los tres principales contendientes, que según las encuestas se están dividiendo los votos a partes muy iguales.

Ojalá y no se incremente en estos últimos días el índice de violencia en acusaciones, difamaciones, hechos delictuosos y crímenes mayores. Y que tampoco las autoridades y los sectores del poder agiten las aguas y ahuyenten los peces.

Necesitamos un ambiente claro, un terreno parejo y un clima benigno, que permitan a la sociedad realizar el mejor análisis y ejercer el voto razonado que hagan crecer a Veracruz. No llegaremos a mejorar Veracruz, o a rescatar Veracruz, viajando sobre un mar de podredumbre y confusión.

Veracruz se aproxima cada vez más a la anulación electoral, en medio de tiempos revueltos.

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