“¡Va mi espada en prenda; y voy por ella!”, fue la frase que hizo célebre el coronel Guadalupe Victoria al tomar una posición militar durante la lucha de Independencia en Oaxaca, hace más de doscientos años. El valiente insurgente llegó ante los realistas y para impulsar a su atemorizado ejercito que estaba pasmado midiendo la fortaleza del enemigo, arrojó su espada al campo contrario, tras lo cual avanzó resuelto a alcanzarla para atacar a los soldados españoles.

Pensar en la lejana victoria y encomendarse a la Virgen de Guadalupe, antes de mostrar la actitud resuelta de esta semana, es lo que seguramente hizo Pepe Yunes durante los numerosos días en que se alejó de todo por estar encavernado. En alguna oscura cueva debió estar metido, preparando las armas para la contienda. Pocos supieron de él, de su ausencia y de su lucha por la gubernatura, que parece estar en la misma situación que la de su amigo Pepe Meade, el candidato presidencial tricolor, a quien las encuestas nacionales ubican en el tercer lugar.

Pero ese arrojo no contaminó a las huestes tricolores. Por el contrario, un publicitado líder del sector empresarial experto en organizar pollotones o entregas de pavos navideños con la bandera del PRI, prefirió soltarse el pelo y entregarse al enemigo, cobijándose bajo un manto similar al guadalupano.

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En realidad, hasta ahora no se sabe cómo el candidato priista a la gubernatura logrará superar los números más altos que tienen los otros contendientes en las mediciones demoscópicas. Pero lo intenta.

Con buena iniciativa y lucidez para dar explicaciones convincentes, antier Pepe Yunes nos dijo ¡que no!, que no es cierto que haya un pacto en las alturas para entregar la gubernatura veracruzana a cambio de hacer ganar al candidato presidencial. Es probable que ese haya sido el comentario que le trajo Peña Nieto a Perote, el martes pasado. Todo Veracruz descansó, después de la gran preocupación de que eso hubiera sido negociado. Una verdadera blasfemia, que no tuvo empacho en repetir Pepe Yunes, puesto que al señor presidente todos sabemos que no le agradan las negociaciones turbias.

Y debe haber salido Pepe de las cavernas peroteñas, como hace 200 años salió de ellas para triunfar, Guadalupe Victoria. Y lo hizo motivado, porque Héctor Yunes lo ayudará a mover al priismo con las diversas delegaciones federales y programas sociales que el de Soledad de Doblado está consiguiendo para sus generales y simuladores expertos. Por fin los astros se colocaron en extraordinaria posición, dicen los alteños yunistas rojos.

Quizá Pepe está más seguro que nadie de que sí alcanzará la gubernatura. Y por eso puso su iniciativa, sus recursos, sus decisiones, su información y su espada en Prenda. Ojalá que le resulten favorables la estrategia y las mañas que atesora ese entorno cercano. Y que quien finge como presidente de su partido, no abandone también el partido, convencido de que está totalmente perdido.

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