Jesús Lezama

“La política del país se parece más a un espectáculo de circo”. Razón no le faltaba a Juan Ramón de la Fuente cuando confirmaba con su dicho lo que los mexicanos vemos todos los días desde las gradas: los actos circenses en las pistas de los escenarios políticos de México. Corría el año aciago de 2008. El ex Rector de la UNAM recibía la Medalla al Mérito Ciudadano en la Asamblea Legislativa del entonces Distrito Federal y ahí fue su discurso: “Ha reaparecido una troupe de acróbatas, saltimbanquis, contorsionistas, trapecistas, amazonas, magos, payasos, prestidigitadores y, claro, domadores”, dijo. Y remataba: “Transitamos, pues, entre piruetas de cuerda floja, coléricas denuncias y golpes de pecho de santurrones”. Y mientras los animales hacían sus piruetas en la pista de la derecha y en la izquierda un témpano de hielo se derrite en una piscina de lodo, en la del centro reaparecía, ante la algarabía del respetable y un redoble de tambores, el Chupacabras: con el pretexto de su libro La década perdida, en el que hace una revisión crítica de los últimos 12 años después de dejar el poder, Carlos Salinas de Gortari hace un ajuste de cuentas y, sin mencionarlos por su nombre, se les va a la yugular a Zedillo, Fox y López Obrador. Entre otras cosas, el ex Presidente dijo a El Universal: “(Con Zedillo) se dañó la impartición de la justicia; hubo muchos ejemplos de acusaciones prefabricadas” y “Llevó a la ruina al país”; “El atropello al estado de derecho fue implacable (durante la gestión de López Obrador)” y “Actuó con un populismo barato”… Y así, con una justificante de renovador de sus votos como la víctima, señaló: “Esto no es nada personal. Lo que está de por medio es el país”. Sin embargo, en medio de su reiterada defensa tipo La historia me absolverá resalta una frase: “Hemos ensayado en estos 12 años dos alternativas, la del neoliberalismo y la del populismo que no han solucionado nada”. “Cínico”, le dijo Manuel Bartlett mientras se deslizaba por una cuerda al centro de la pista: “Me parece el colmo del cinismo el condenar el liberalismo, siendo que él fue su más furibundo introductor, utilizando su posición como presidente de México”, afirmó quien ha sido señalado como el operador de la “caída del sistema” electoral que dio el triunfo precisamente a Salinas de Gortari y que en el mundo circense de la política se le conoce como El fraude del 88. Ocho años después (Los Duarte, Padrés, Borge, Anaya, los Calderón, Ochoa, López Obrador, Peña, Osorio, Nuño, diputados y senadores), los tiempos le dan la razón a Juan Ramón de la Fuente: “La política del país se parece más a un espectáculo de circo”.

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