Jesús Lezama

La atmósfera de la política está enrarecida. La sociedad mexicana vive la pusilanimidad que se difunde, un día si y otro también, desde Palacio Nacional. Ese temor sirve para mantener en vilo a los ciudadanos. Convivimos con el sufrimiento y la muerte del México lopezobradorista.

Por eso, se observa que en las redes sociales se ha generado una granizada de insultos entre los bandos de derecha, izquierda y los híbridos. En muchos casos, de manera prudente, la gente ha preferido la equidistancia, aprendió a flotar para no ahogarse en el océano maloliente de Onán, que ofrece el gobierno en el poder.

Es un error creer que las ideas políticas son comestibles, que organizando marchas de unidad se podrá mantener la armonía que mantiene en pie cualquier construcción. La deformación política, edificada por los morenistas en su paso por el poder, podría convertirse en un montón de escombros. 

Así que, si usted fue invitado, obligado o va a convencido a participar en marchas de unidad, como en el caso de Ricardo Ahued, candidato de Morena a presidente municipal de Xalapa, asista, diviértase, sonría y engañe a todos de que hará un trío en las urnas. No entre a destripar las razones de una y otra parte. Si transformar es el verbo, sea en un gran actor o actriz. Debe erigirse en una persona, pulcra, original y desinteresada.

Pero, atención: el fantasma que recorre el mundo de la comunicación hará su magistral presencia. El fanatismo sectario tendrá cabida en la equidistancia forzada por los achaques que afectan a periodistas, analistas y contertulios. Todos buscarán tener las cualidades propias del árbitro, esparcir un aroma de independencia y neutralidad. Saben que hay seguir fingiendo.

Algo más: las opiniones, las ideas o las actitudes son intercambiables. En la democracia no pueden permitirse los dogmas (verdades incuestionables), debe existir el debate, la racionalización colectiva, no el onanismo cuitlauista, que hasta trenes voladores proyecta. No caigamos en la nada, hay que ser capaces de crear perspectiva.

El silencio de la voz gritará en las elecciones del próximo 6 de junio.

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