Jesús Lezama

En las elecciones de junio próximo está en juego el futuro de la nación, por ende, de los mexicanos. La pandemia del coronavirus, la economía, el desempleo, la inseguridad pública y el descontrol gubernamental sobre los cárteles del crimen organizado, son los tópicos que sobresalen en el bullanguero ambiente nacional. Preocupaciones serias, que parecen no ser tanto para los autodenominados transformadores del país o lopezobradoristas. 

El pan y circo romano -invocado todos lo días en miles de textos- se aplica, un día sí y otro también, para desviar la atención de los verdaderos problemas de los mexicanos. Se podrían señalar muchos males en el caso de los medios de comunicación y de los vendedores, filtradores y adulteradores de la información que se ostentan como periodistas.

Verbigracia, el filósofo Jürgen Habermas decía que la opinión pública en una democracia no se configura mediante debates abiertos y racionales, sino a través de la manipulación y del control ejercido por la publicidad en los medios de comunicación. La verdad, por ejemplo, solo existe si la publican los medios, que lo hacen con regular superficialidad y fugacidad. Vamos, es una calderilla de reflexiones políticas, cosa menor, sin ir a mayores.

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La hiperdemocratización -enarbolada en todos los países- vale para servir a unos cuantos. Es decir, son algunos los que mueven la sonaja y saben hacia dónde elevar la música para cada quien. Es probable que los mismos atenienses (inventores de la democracia) tampoco supieron -bien a bien- su significancia. Así que no pasa nada.

Y no importa tanto porque en la lucha por el poder el resultado es lo que cuenta. El cómo y el sistema de valores que deberían prevalecer en una contienda electoral pasan a un segundo plano, quizá hasta un tercero. 

Por eso, “hago siempre lo que quiero”, hay que “saber rodar y rodar” y como el arriero, “no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”, son unas de las principales premisas políticas que aplican en el México andresiano, quizá como un homenaje indirecto al cantautor José Alfredo Jiménez.

Así que, “si no les gusta lo que está pasando, no te quejes, no difundas lo que no leas y reflexionas, no te angusties, no te retires, no te metas en lo que estás atrapado, no te metas en un desprendimiento irónico, no pongas la cabeza en la arena, no abuchees… vota, vota, vota”, como aconseja el expresidente Barak Obama. 

Aunque primero haz una pequeña tarea: investiga e identifica qué y a quién leer. Esa puede ser una herramienta que ventile a la mente para saber elegir.  

Además, cuando más quieto te encuentres, no olvides que “la política siempre tiene sus entrecosas; por ello es importante ampliar la mirada”

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