La vida de Sergio Pitol fue un sueño hecho cuento: “Hubo un momento durante una enfermedad en que estuvo a punto de morir –escribió en su relato Asimetría-. Vio entonces una especie de tejido, algo semejante al revés de un tapiz donde unos hilos de color terroso se trenzaban entre sí, se ataban aquí y allá en nudos de distintos tamaños. Cada detalle era en sí confuso, pero el total creaba una forma cerrada. Supo, aun en medio del delirio, que ése era el trazo y el esquema de su vida. ¿Cómo saber si aquella superficie, sus rugosidades y contornos definían una forma simétrica?”. Y su entrañable amigo Enrique Vila-Matas escribió de él: “De entre las memorables frases que recuerdo de Sergio Pitol, una muy especialmente viene ahora a mi encuentro, se la oí decir en Mérida, Venezuela, a la salida de una clínica, donde le tomaron la presión y le dijeron que no tenía ningún mal de altura y estaba perfectamente bien, lo cual nos tranquilizó a los dos y nos permitió cambiar de conversación después de muchos minutos de tensión, a causa de una supuesta subida de su presión sanguínea, una subida que resultó ser tan sólo una falsa alarma, pero que le llevó a pensar que estaba a punto de morir, que le había llegado la hora tan temida en la que vería una especie de extraño tejido, algo semejante al revés de un tapiz, donde unos hilos de color terroso se trenzarían entre sí, se atarían en nudos de distintos tamaños y aspirarían, dentro del notable enredo, a componer la totalidad de algo, probablemente la totalidad de su vida. Solucionada la falsa crisis, pudimos cambiar de tema y no sé cómo fue que me puse a hablarle de Hacia Varsovia, un cuento de los de su primera etapa como cuentista, un relato que me había llamado la atención por su entrega absoluta al delirio y al desmayo o pérdida de la conciencia (como refugio de una vida hostil), un cuento del que recordaba sobre todo la firme decisión, por parte de su narrador, de soñar hasta que le convenciera el sueño, es decir, la firme decisión de viajar hasta el fin de la noche de los sueños: la idea del sueño sin regreso. Y de pronto, en medio de una pausa en aquella conversación, surgió la frase de Sergio que no he olvidado: “¿Lo creerás? Aún ahora me sorprende ver mi vida entera transformada en cuentos”.

Publicidad