En la convivencia familiar de los domingos, alguna ocasión el maestrín se encontró con un colega.
El colega le comentó: “sólo vengo a saludarlo y a decirle que yo, como usted, cuido mucho mi prestigio.”
Mirándolo fijamente, el maestrín le contestó: “mejor cuide usted su desprestigio, porque el prestigio, se cuida solo.”
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