Gabriel García Márquez después de prometer no volver a escribir hasta la caída de Pinochet y declarar que volvería a escribir de visita al semanario a Punto y aparte y que publicaría Crónica de una muerte anunciada; Rómulo Gallegos, luego de ser depuesto de la presidencia de Venezuela y dado por desaparecido y su encuentro en un restaurante de Xalapa en donde declaró su salida del país andino gracias al asilo de Lázaro Cárdenas; Nicolás Guillén en la aeropuerto de Veracruz, recién llegado a México; una entrevista exclusiva al General Cándido Aguilar, detenido en el mes de julio de 1952 acusado de varios delitos federales, entre ellos el de incitación a la rebelión contra el gobierno de Miguel Alemán Valdés… Encuentros todos fortuitos pero milagrosos o resultado de alguna experiencia religiosa, por decir lo menos… “Creo, y siempre creeré, que es importante la agenda del reportero pero mayor es su buena suerte. La suerte del reportero, le llamamos los periodistas”: Froylán Flores Cancela

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