Jesús Lezama

En diferentes ocasiones me he preguntado por qué llaman “animal” a Cuitláhuac García, el gobernador de Veracruz, cuando él es humano. Seguramente Cuitláhuac se habrá cuestionado, en alguna ocasión, qué debe hacer con la responsabilidad que le dieron más de 1.6 millones de veracruzanos. O, cómo hará uso de su libertad.

Un gobernante con la investidura de Cuitláhuac, no puede “hacer lo que quiera”. El perdió su libertad personal porque debe de estar al servicio de los ciudadanos veracruzanos. Y esto que se expresa no es un rompecabezas, el asunto es serio. El gobernador de Veracruz sea quien fue, sea o vaya a ser, no puede ignorar o dispensarse esa responsabilidad.

Esto puede ser un asunto fastidioso y quizá nadie quiera saber nada, mucho menos Cuitláhuac. Quizá está queriendo que le dejen en paz, aún a costa de aborregarse mucho más. Pero lo que no cabe es gobernar a caprichos u obediencias ideológicas que, probablemente, ni siquiera el honesto gobernador comprende. Porque con la “gana”, no siempre se gana.

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La vida está hecha de tiempo, y nuestro presente está lleno de recuerdos y esperanzas, pero Cuitláhuac García vive como si para él no hubiese otra realidad diferente a la de su mentor, lo demás da igual. Y eso es otro capricho. Para él y los suyos, son momentos de darse la “buena vida” y por ello “hacen lo que quieren”, vigorizando así, y siguiendo su creencia, la libertad que creen tener, se van alejando de su responsabilidad pública, política. El que vive para esclavo todo le da igual y vive de cualquier manera.

Entonces, reanudamos la pregunta inicial, ¿Cuitláhuac es un “animal”?. Bueno, cuando se habla con alguien o se le escucha, eso es tratarlo como una persona, en pocas palabras, se le da trato humano. El filósofo español Savater dice al respecto: “la cultura dentro de la cual nos humanizamos unos a otros, parte del lenguaje, pero no es simplemente lenguaje. Hay otras formas de demostrar que nos reconocemos como humanos, es decir, estilos de respeto y de miramientos humanizadores que tenemos unos para con otros.”

Si no somos tratados así, protestamos. Son muchas ocasiones en las que Cuitláhuac ha sido insultado y le han llamado “animal”. Tal parece que la soberbia y el desentendimiento con la realidad y la sociedad le advierten a García Jiménez que está rompiendo el trato debido entre las personas y como siga actuando así, le pueden pagar con la misma moneda.

Ojalá Cuitláhuac García reflexionara, cuando tenga tiempo ahora que va a entrar a la parte final y más importante de su gestión, lo que advertía Erich Fromm en Ética y Psicoanálisis“Ser capaz de prestarse atención a uno mismo, es requisito previo para tener la capacidad de prestar atención a los demás; el sentirse a gusto con uno mismo es la condición necesaria para relacionarse con otros”.

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