Jesús Lezama

Luego de una campaña llena de acusaciones, denuncias y señalamientos de corrupción, Norma Rocío Nahle García es formalmente la gobernadora electa de Veracruz. Será la primera mujer en ocupar la silla principal del Palacio de Gobierno, donde los retos que deberá enfrentar no son sencillos.

Cuitláhuac García no supo lo que es ser gobernador de Veracruz, salvo lo mostrado en el baile de salsa, en el nepotismo, en la ineficiencia política administrativa y en la rampante corrupción de su administración que observan millones de veracruzanos.

La calificación del cuitlahuismo quedará inscrita en la memoria colectiva como uno de los peores gobiernos de Veracruz. Y eso es poco decir, si se recuerdan las administraciones de Javier Duarte (PRI) y Miguel Yunes (PAN), que dejaron un mal sabor de boca y escasos resultados para la entidad.

Pero vayamos por partes. 

Hasta 2018, la historia y la sociedad sentenciaron a Javier Duarte y a su gobierno como el más corrupto. Encarcelado en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, Duarte vive sus últimos meses purgando una condena de 9 años, pero a su salida, podría cobrar venganza contra todas las personas que lo traicionaron. Tiempo y dinero para hacerlo le sobrarían.

Miguel Ángel Yunes Linares en su bienio gubernamental aprovechó para descargar sus odios y rencores de vida contra aquellos que no comulgaban con él, con sus hijos y su gobierno. Su objetivo principal fue Fidel Herrera Beltrán, pero la habilidad del róbalo enjabonado de Nopaltepec demostró a Yunes Linares que siempre fue mejor que él. Se conformó atrapando a un pez gordo e inexperto, pero esa victoria no le alcanzó para imponer a su hijo Miguel en la silla principal del edificio frente a Catedral.

Los veracruzanos han danzado en estos últimos 15 años entre la corrupción, el nepotismo, la inseguridad, la ineptitud gubernamental, las empresas fantasmas, las persecuciones y las venganzas políticas. A pesar de ello, Veracruz sigue de pie, aguantando vara, vapuleado, pero aguardando que el progreso llegue a los más de 8 millones de ciudadanos residentes en el estado que merecen un mejor porvenir. 

2.1 millones de veracruzanos depositaron su confianza en Rocío Nahle para que gobierne Veracruz a partir del 1 de diciembre del 2024 al 30 de noviembre del 2030. Si el voto de la conveniencia, la coacción, el comprado, el coaccionado y el convencido fueron los causantes de ese triunfo, la decisión popular debe respetarse, porque así es la democracia.

Rocío Nahle tiene la oportunidad de demostrar que “nadie es profeta en su tierra” y conquistar, “Por amor a Veracruz”, a los lastimados veracruzanos, haciendo realidad los anhelos de mejores condiciones y oportunidades de vida, seguridad, desarrollo económico, Estado de Derecho y, si es visionaria, quemar el odio y rencor que provoca la destructiva polarización social.

Esta entidad federativa está cansada de recordar fracasos y pensar en elecciones que no han funcionado. Pero como Rocío Nahle será la primera mujer que la gobernará a partir de diciembre próximo, y con la confianza que le han dado los votantes, ella tendrá que esforzarse para dejar un legado a las próximas generaciones veracruzanas.

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