Jesús Lezama

En la administración estatal se sigue desbordando la deshonestidad, la irresponsabilidad, el cinismo y la grandilocuencia bananera del gobernador veracruzano. Sus frecuentes impertinencias han puesto a la entidad en los primeros lugares de la burla nacional que van más allá de esa caricatura mediática que “nos llena de orgullo”.

Veracruz, de la noche a la mañana, dejó de ser la llave que abría la puerta para producir políticos de proyección nacional. Las aguas que recorrieron y habitaron las civilizaciones olmeca, huasteca y totonaca desaparecen en estos tiempos para convertirse en improductivos lodos. Los manantiales se han ensuciado de una supuesta transformación reflejo del onanismo gubernamental.

Los nuevos argonautas veracruzanos vinieron por la piel de oro, nada más. Los constantes problemas de la entidad han sido relevados por discursos vanos y no por los resultados que la ciudadanía esperaba de los conquistadores de lo que insisten en nombrar como la 4T.

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El timón para navegar el mar de Veracruz no quiere héroes que estén desafiando a un pasado corrupto -de abuso y decepción- sin mostrar resultados reales y positivos. El gobierno de Veracruz necesita personas cautas, duras, discretas y sagaces. Los funcionarios no funcionan y no son respetados por la ciudadanía.

Los servidores públicos que se presentan como audaces vanidosos suelen ser humillados muy pronto y el mar, al menor descuido, los manda al abismo. Más vale ser elegante y precavido. Si los sirvientes de la transformación se presentaran como navegantes humildes, e incluso cobardes, pero dieran la talla y la batalla, se investirían de dignidad, de reconocimiento y de orgullo.

La falta de prudencia y astucia se aprende en los mares que se navegan a plenitud, los que se convierten en verdadera escuela de moral. En aguas así Ulises navegó para ir al encuentro de su amada Penélope, tras diez años de problemas y obstáculos que tuvo que afrontar para regresar a su patria Ítaca, después de diez años de lucha en la Guerra de Troya, según la mitología griega.

En estas tierras y en nuestros mares también hay viento en contra y anhelos de que regrese la normalidad. Pero no se quiere que el Odiseo veracruzano se presente como burdo héroe de ocurrencias distractoras. Se busca que Cuitláhuac García Jiménez se convierta en gobernador y que deje de portar la frágil vestidura del odioso.

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