En el contexto del movimiento estudiantil de 1968, Xalapa también vivió su propia jornada de violencia estatal. La tarde del 26 de septiembre de 1968, una manifestación pacífica convocada por estudiantes y maestros fue brutalmente reprimida por fuerzas del orden en la capital veracruzana. A 57 años de aquellos hechos, poco se habla en la historia oficial de Veracruz sobre esa fecha: una represión que dejó decenas de detenidos, testimonios de tortura, amenazas y vigilancia política que se prolongó durante años.
Una marcha por los derechos laborales y la dignidad universitaria
La manifestación fue organizada por estudiantes de la Universidad Veracruzana y docentes solidarios, principalmente de instituciones de nivel medio superior. Exigían pagos pendientes a maestros, mejores condiciones laborales, y apoyaban al movimiento nacional por la democratización de la educación.
La movilización partió desde la calle Juárez con rumbo a la Plaza Lerdo, frente al Palacio de Gobierno. Las crónicas narran que era una tarde lluviosa, con neblina típica de Xalapa. Lo que comenzó como una marcha pacífica terminó en una violenta represión.
Golpes, gas lacrimógeno y detenciones arbitrarias
De acuerdo con testimonios recopilados por la Universidad Veracruzana, fuerzas de Seguridad Pública, granaderos y agentes de Servicios Especiales (algunos vestidos de civil) interceptaron a los manifestantes con gases lacrimógenos, toletes y patrullas. La orden vino directamente del entonces director estatal de Seguridad Pública, coronel Héctor Hernández Tello.
Uno de los principales líderes del movimiento en Xalapa, Jorge Ortiz Escobar, presidente del Comité de Huelga de la Facultad de Derecho, fue arrestado y golpeado. En una entrevista posterior, relató:
“Nos subieron a empujones, con golpes en el estómago y la espalda. Nos llevaron a los separos y después al cuartel de San José. Pasamos entre dos filas de policías que nos insultaban y golpeaban. Nos dijeron que nos iban a matar”.
Se estima que al menos 65 estudiantes y 6 profesores fueron detenidos esa noche, sin orden judicial. Fueron trasladados al cuartel de San José y fichados por “desacato” y “disolución social”, delitos usados en aquella época para criminalizar la protesta.
La prensa en silencio… o desaparecida
A diferencia del movimiento nacional, ampliamente documentado en Ciudad de México, los hechos del 26 de septiembre en Xalapa apenas figuran en los libros de historia. Uno de los pocos medios que cubría con cierta apertura el tema era el periódico local El Imparcial, dirigido por Fernando Lescieur Trujillo. El medio cerró operaciones abruptamente el 27 de septiembre de 1968, un día después de la represión. Hasta la fecha, se desconoce si ese cierre fue por censura o presión política.
Investigaciones más recientes revelaron que existía una carpeta documental sobre el movimiento del 68 en Veracruz en el Archivo General del Estado (AGEV), la cual contenía fotografías, artículos y recortes de prensa. Sin embargo, este archivo fue reportado como “desaparecido” o “clasificado por petición de la familia López Arias”, en alusión al entonces gobernador del estado, Fernando López Arias.
Memoria negada, justicia pendiente
A 57 años del suceso, no existe una investigación oficial sobre los abusos cometidos en Xalapa aquel 26 de septiembre. No hay registro de sanciones a los responsables ni reconocimiento institucional a los estudiantes y maestros violentados. La Universidad Veracruzana ha sido una de las pocas instituciones que ha recuperado la memoria de los hechos, mediante conversatorios, entrevistas y publicaciones con sobrevivientes.
Académicos locales insisten en la necesidad de abrir los archivos oficiales, digitalizar la prensa histórica y documentar los casos de represión en Veracruz, como parte de una política de memoria, verdad y justicia para las víctimas del autoritarismo del siglo XX.
“Xalapa tuvo su propio 2 de octubre, pero seguimos sin nombrarlo. Está en la niebla, como aquella noche lluviosa de 1968”, concluyó Jorge Ortiz Escobar en un evento conmemorativo.










