La académica de la Universidad Veracruzana, Estela Casados González, aseveró que la agresiones contra estudiantes como el acoso sexual y el hostigamiento dentro de la universidad ha existido siempre y no se le ha dado la atención debida.

“Por lo menos aquí en humanidades el problema ha sido tan grave que ha rebasado la capacidad de las enlaces, que al mismo tiempo tenemos otras encomiendas con las cuales debemos cumplir paralelamente. En la Unidad de Humanidades como en todo lugar hay agresiones a estudiantes como han habido siempre, desde 1990 que yo era estudiante había acoso sexual, había hostigamiento, violencia contra las mujeres y es un tema recurrente que pasado el tiempo no se ha atendido de la debida manera”.

Señaló que, la situación persiste y se ha complicado porque la comunidad universitaria es un microuniverso de lo que pasa fuera de esta.

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“Si se suma a ello que muchas personas que no pertenecen a la comunidad universitaria entran acosan a alumnas, las molestan en ese sentido se trataron de poner los filtros para las entradas cuestión que no gustó a la comunidad. Aquí el problema es que la violencia en contra de las estudiantes y demás mujeres que integramos la comunidad universitaria, no se resuelve con que haya una coordinación que estructuralmente no tenga el apoyo legal, claro, bien planteado con reglamento bien definidos”, dijo.

Incluso sostuvo que la legislación universitaria que se envió recientemente al Congreso local para su revisión y posible aprobación y observación tiene algunos lineamientos que no tiene la actual, pues no contempla ningún tipo de sanción o mandato para la comunidad universitaria sobre cómo debe conducirse para evitar la violencia contra las mujeres, la diversidad sexual o cualquier otro sector.

“Se engloba eso en genéricos que difícilmente aterriza en reglamentos o que difícilmente podemos echar a andar en un momento determinado de agresiones”, dijo.

Recordó que la UV cuenta con una unidad de género cuya titular es la doctora Beatriz Rodríguez Villafuerte, que durante este año ha trabado por subsanar esta necesidad estructural para la atención de la violencia.

“Estamos cierto de que independiente de los esfuerzos que pena hacer una unidad de género y una persona con todo el conocimiento y todo el trabajo que a la doctora Villafuerte caracteriza si no hay una infraestructura que facilite la labor, difícilmente va a haber una avance importante que les dé certeza y confianza a las alumnas a las docentes, trabajadoras manuales y administrativas”, añadió.

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