Con la partida de la rosca termina el llamado maratón Guadalupe-Reyes, periodo en el cual los mexicanos disfrutan, incluso hasta el exceso, de los alimentos y bebidas de la temporada, pero siempre con un espacio en el estómago para este tradicional pan que con el paso del tiempo se ha adecuado a los paladares modernos.

La Rosca de Reyes ya no es lo que era antes, pues los panaderos han tenido que adaptar los sabores tradicionales a las exigencias de los paladares aventureros, con variedades que van desde el pan elaborado a base de pulque, pasando por las rellenas de chocolate de mezquite con mezcal y mermeladas de frutos rojos con vino tinto, hasta llegar a las orgánicas y veganas.

Hay tiendas que ofrecen roscas rellenas con bases de cremas puras de vaca, acondicionadas con sabores de chocolates oscuro y blanco, con mezcal o rompope, y cuyos precios van de los 15 pesos las de 25 gramos o 30 pesos las de 50 gramos.

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Algunas panaderías buscan promover la gastronomía mexicana que ofrecen Roscas de Reyes elaboradas con pan de pulque, ate, ajonjolí y crema pastelera, lo que implica una fusión con el estilo del pan de pueblo.

La particularidad de este alimento es que no se utilizan fermentos químicos porque ese proceso se realiza con pulque, lo que hace que crezca la masa y que además tenga un sabor y suavidad particulares.

La tradicional Roscas de Reyes se vende con diferentes rellenos, los cuales se colocan al momento para resaltar no sólo los sabores del pan, sino de los propios ingredientes que se realizan de manera artesanal.

Así, las ofrecen rellenas con queso con chocolate, crema de avellana, queso con matcha, nata, queso con zarzamora, queso con zarzamora y frutos rojos, así como de mermelada de frutos rojos y vino tinto, que es la más solicitada por los comensales.

También existen panaderías orgánicas en el país, lo que significa que sus productos no llevan ningún tipo de aditivo, conservadores, plaguicidas u hormonas, y están elaboradas de manera tradicional en tres presentaciones: mantequilla, orgánica y vegana.

De igual forma, esas empresas elaboran su propia harina integral, con lo que se cerciora de que sus productos no tengan ningún aditivo.

Este tipo de postres son un poco más elevados en sus precios que se los que se ofrecen de manera convencional, en comparación con un producto gourmet o no orgánico. Hasta hace ocho años, casi nadie conocía los productos orgánicos lo que ha sido difícil en el posicionamiento comercial. Por fortuna, la gente cada vez opta más por la comida saludable, con granos enteros, sin químicos, y está tomando más conciencia de su alimentación.

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