- Por segunda vez en la semana, el río La Palma se desbordó en Catemaco, Veracruz, afectando a 15 viviendas. En Los Tuxtlas, las inundaciones se repiten mientras el gobierno de Nahle insiste en que todo está “bajo control”.
En plena Navidad, mientras en el gobierno de Veracruz se habla de control y atención, 15 familias de la comunidad de La Palma, en Catemaco, Veracruz, volvieron a ver cómo el agua entraba a sus casas. Por segunda vez en la misma semana, el río La Palma se desbordó, confirmando que en esta región de Los Tuxtlas la emergencia no solo es la lluvia, sino la apatía institucional.
El desbordamiento ocurrió la mañana de este jueves 25 de diciembre, alrededor de las 07:00 horas, tras lluvias constantes que no sorprendieron a nadie, excepto a las autoridades, que otra vez reaccionaron cuando el daño estaba hecho.
Inundaciones repetidas, respuestas repetidas
Protección Civil activó nuevamente los protocolos de emergencia, con evacuaciones preventivas y la aplicación del Plan DN-III, el mismo que se activa cada año, en las mismas comunidades y por las mismas causas.
El saldo preliminar reporta 15 viviendas afectadas, sin personas lesionadas, según los comunicados oficiales. El gobierno insiste en el “saldo blanco”, aunque para las familias que perdieron muebles, ropa y tranquilidad, la estadística poco consuelo ofrece.
Vecinos de La Palma relatan que el agua subió rápido porque el cauce del río no ha sido desazolvado de manera integral, a pesar de que el problema está documentado desde hace años.
Los Tuxtlas: emergencia permanente disfrazada de contingencia
Las lluvias que provocaron este nuevo desbordamiento comenzaron días atrás, durante la noche del domingo 21 y la madrugada del lunes 22 de diciembre, dejando caminos dañados, accesos bloqueados y comunidades parcialmente incomunicadas.
Autoridades informaron que trabajan con maquinaria pesada y camiones de volteo para rehabilitar accesos, una estrategia reactiva que se repite tras cada temporal. También se anunció un censo de damnificados, el mismo anuncio que año con año queda atrapado entre la burocracia y el olvido.
En La Palma, la gente no pide milagros: pide obras. Bordos, desazolve permanente, infraestructura hidráulica básica. Lo mínimo para no vivir con el miedo de que cada lluvia sea una amenaza.
El discurso oficial vs. la realidad en Veracruz
Mientras el gobierno estatal presume control y atención oportuna, los hechos son claros:
- Dos desbordamientos en una semana
- Viviendas afectadas de manera recurrente
- Comunidades expuestas año tras año
- Ninguna solución estructural visible
La región de Los Tuxtlas no enfrenta un fenómeno extraordinario, sino un patrón de negligencia que se normaliza bajo comunicados optimistas.
El costo humano de la omisión
En La Palma, la Navidad no fue de cenas ni festejos, sino de limpiar lodo, rescatar pertenencias y esperar a que el agua baje. Familias enteras viven con la certeza de que el próximo aguacero volverá a ponerlos en riesgo, porque nadie ha hecho lo necesario para evitarlo.
Y mientras tanto, en el Veracruz de Nahle…
En el Veracruz que está de moda, los ríos se desbordan, las comunidades se inundan y las emergencias se repiten, pero los boletines siempre dicen lo mismo: “todo está bajo control”.
Quizá el agua no entiende de discursos, pero la gente sí entiende cuando un gobierno llega y no resuelve.









