Después de ocho días del derrumbe en la autopista Veracruz-Puebla, a la altura de las Cumbres de Maltrata, en el kilómetro 231 con dirección a Puebla, empresarios y transportistas manifestaron su descontento contra Caminos y Puentes Federales (Capufe).
Denuncian que no se han retirado ni 20 metros cúbicos del material que cubre más de 150 metros de carretera; además, Capufe no ha informado si hay vehículos bajo los escombros, aparte de la pipa de doble remolque, ni ha habilitado un carril a contraflujo en dirección a Veracruz.
El cierre de la autopista 150-D provocó un caos vial en la carretera federal en la zona de Acultzingo y saturó la autopista por Xalapa, donde se registraron múltiples accidentes.
Industriales y transportistas reportan pérdidas económicas debido a los retrasos en la entrega de insumos y productos a sus clientes.
Hasta ayer jueves, Capufe sigue sin habilitar el carril a contraflujo, y no se ha avanzado en el retiro del material, que alcanza una altura de 12 metros y 40 metros de ancho.
Conforme se retira parte del lodo y piedras, más material se desprende del cerro.
Critican falta de previsión de autoridades
El sindicato patronal Coparmex de Orizaba expresó su profunda preocupación y criticó la falta de previsión y la lenta respuesta de las autoridades ante el cierre de la autopista Ciudad Mendoza-Acatzingo en el kilómetro 231, en la zona de El Mirador, causado por un deslizamiento de talud que paralizó una de las vías más importantes para la economía y conectividad de la región.
Aunque el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, informó que Capufe había intensificado las labores de reparación, los transportistas temen que el cierre se prolongue.
“El hecho de que la normalización del tráfico pueda prolongarse hasta seis días —o incluso más— evidencia una deficiencia seria en la infraestructura de respuesta rápida ante contingencias de esta magnitud”.
Añadieron que describir el deslave como una situación “compleja”, afectando un área de más de 150 metros de longitud, 40 metros de ancho y 12 metros de altura, no justifica el retraso en la respuesta ni la falta de alternativas robustas.
“La decisión de desviar el tráfico hacia la autopista Xalapa-México resulta en tiempos de traslado considerablemente mayores y en afectaciones económicas por los inevitables retrasos en el transporte de mercancías”.
“La ausencia de infraestructura adecuada y de una planificación preventiva efectiva evidencia el rezago en la capacidad de las autoridades para proteger los intereses económicos y de movilidad de la región”.
Coparmex delegación Orizaba, a través de un socio de la empresa Transportes Especializados O.R.D., destacó el fuerte impacto de la falta de previsión y de infraestructura de respuesta rápida en las carreteras federales sobre la población en general, especialmente en los transportistas.
La situación afecta directamente a los operadores, quienes enfrentan jornadas de más de ocho horas de viaje, con el desgaste y fatiga que ello implica, afectando la competitividad y movilidad regional.
El sindicato patronal subrayó que estos problemas revelan el rezago en infraestructura crítica y la urgente necesidad de mejorar la coordinación entre autoridades para prevenir incidentes similares.
Con la prolongada demora de seis días en restablecer el tránsito tras incidentes en las carreteras, existe una creciente preocupación por los operadores, quienes enfrentan riesgos adicionales como asaltos y accidentes en tramos inseguros y deteriorados.
Destacaron que el problema de las carreteras en mal estado es generalizado en el país, y que son las empresas transportistas quienes sostienen la conexión entre regiones.
Reiteraron la necesidad de un plan de acción estructurado y preventivo para el mantenimiento vial, en lugar de depender de reacciones tardías ante emergencias.
“La carretera Ciudad de México-Veracruz es una de las arterias más importantes del país, con un flujo diario de cerca de 30 mil vehículos. La autoridad debe reconocer su relevancia y destinar los recursos necesarios para su conservación y futura ampliación”.
“Este incidente evidencia la urgencia de modernizar las carreteras y fortalecer a las instituciones encargadas de su supervisión. La comunidad de transportistas, empresarios y ciudadanos demanda una revisión profunda de la infraestructura federal y un plan a largo plazo que asegure vías seguras y funcionales”.
Coparmex Orizaba exigió una evaluación rigurosa de las condiciones actuales para impulsar soluciones que eviten futuras crisis y restauren la confianza en el sistema vial del país.
Instó a las autoridades estatales y federales a replantear sus políticas de conservación y respuesta en rutas estratégicas, así como a implementar un plan preventivo que garantice la seguridad en el tránsito y proteja la productividad regional.
Rompen tubería de agua en Maltrata
Durante las maniobras para habilitar un carril a contraflujo en la autopista 150-D, personal de Conservación y Mantenimiento de Capufe rompió la red de agua potable que cruza la pista y abastece a familias de la comunidad de La Estancia, en el municipio de Maltrata.
Debido a esto, por ahora no se podrá colocar el asfalto para el tránsito de transporte pesado en el tramo Acatzingo-Ciudad Mendoza.
Los trabajadores de Capufe comenzaron la excavación del camellón a la altura del kilómetro 246+300, en el sitio conocido como
La Estancia, donde accidentalmente dañaron la red de agua, provocó la inconformidad de las familias de la zona.
Derrumbes continuarán por tala clandestina
El coordinador del proyecto Salvemos al Pico de Orizaba, Ricardo Rodríguez Deméneghi, advirtió que derrumbes como el ocurrido la madrugada del sábado en la autopista Veracruz-Puebla, que supera en magnitud a otros deslaves en la región, seguirán ocurriendo.
“Una de las principales causas es la deforestación, que comienza a partir de los 4 mil metros de altura y se extiende hasta los valles y la zona costera del Golfo de México”.
“La pérdida de bosques genera efectos que agravan el impacto de la lluvia, pues cada árbol tiene la capacidad de reducir la fuerza de las gotas de agua que llegan al suelo”.
Rodríguez recordó que la región enfrentó cinco años consecutivos de sequía, acompañados de un aumento en las temperaturas, lo cual ha provocado incendios forestales sin precedentes en la zona, devastando el bosque y la vegetación.
A continuación, se experimenta un nuevo período de sequía, seguido de lluvias torrenciales que superan la capacidad de absorción del subsuelo, provocando acumulación de agua en laderas inestables.
Al no existir raíces que retengan el suelo, el agua acumulada en combinación con la gravedad provoca deslaves, técnicamente conocidos como “lahares”.
Rodríguez señaló que ya se había alertado sobre la necesidad de llevar a cabo trabajos de retención de suelos, especialmente en áreas afectadas por incendios o colapsadas.
Sin embargo, esta situación de alerta pasó desapercibida para muchas autoridades y la población en general.
“Debemos estar prevenidos ante futuros deslizamientos de tierra, especialmente en laderas incendiadas y en aquellas pendientes que muestran inestabilidad visible”, concluyó.
Con información de Milenio