La Arquidiócesis de Xalapa aseveró que la institución familiar es una de las que más está siendo atacada y amenazada en la actualidad y lamentó que este año haya sido difícil para las familias por lo que exigió resultados que lamentablemente, dijo, no se están viendo ni viviendo.
” La familia es agredida por el permisivismo moral, por las consecuencias desastrosas que sufren los hijos cuando los padres se separan o se divorcian, por la difícil situación económica que pesa sobre los padres ante la falta de oportunidades de trabajo, por la violencia imparable que está dejando muchos hijos huérfanos”, citó el vocero José Manuel Suazo Reyes.
A ello se agregan algunas iniciativas políticas que le apuestan a la desintegración de la familia, a las políticas antivida o a iniciativas que quieren quitar el derecho de los padres a la educación de sus hijos, lo que es un ataque contra la familia.
Señala que el estado debería ser el protector principal de la familia pues ella es un aliado natural en la construcción del tejido social.
“En Veracruz estamos terminando un año muy difícil para las familias. No se comprende ¿por qué debemos endeudarnos más?, ¿por qué no funcionan las estrategias de seguridad? Por qué no bajan los índices delictivos, ni paran los secuestros, ni las extorsiones, por qué hay desabasto de medicamentos y por qué hubo subejercicios habiendo tanta necesidad de infraestructuras, de servicios de salud y espacios educativos? A un año de administración gubernamental ya nadie se cree los pretextos de echarle la culpa al de atrás”, enfatizó.
Agregó que este último mes del año debió haber servido para evaluar y confrontarse con la cruda realidad que se vive.
“Ojalá el año que se aproxima lleguen cosas nuevas para que el proyecto de la transformación sea una realidad para todos”, abundó.
Y es que subrayó que la Familia es una realidad “maravillosa, la más bella y hermosa que se nos ha concedido en este mundo a nivel humano y natural”.
La familia es la “célula básica de la sociedad”, es además la “escuela más importante de la vida” y cuando se trata de la familia cristiana entonces se convierte en lo que llamamos “Iglesia doméstica”, es decir la Iglesia de la casa.