Roberto Valerde

Dadas las condiciones de miseria que imperan en los municipios de la zona del Totonacapan, cientos de familias de comunidades apartadas de los municipios de Coyutla, Filomeno Mata, Coxquihui, Zozocolco y otros más padecen hambre y desnutrición, aunque las autoridades oficiales de los tres niveles de gobierno se niegan a aceptarlo.

En entrevista exclusiva con este reportero, el diputado federal por el distrito de Papantla, Jaime Humberto Pérez Bernabé, se resistió a aceptar que haya hambruna en la sierra de su distrito, sin embargo, reconoció severas condiciones de miseria, que en su opinión tienen que ver con insalubridad por la falta de servicios elementales como agua y drenaje.

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Dijo el diputado que muchas familias campesinas de Filomeno Mata producen café y ante la ausencia de precios de garantía para el grano aromático, así como la falta de apoyos oficiales y de otras opciones de empleo, los habitantes de esta zona viven en condiciones miserables.

Perdone la insistencia, pero ¿hay hambre?, se le volvió a cuestionar al diputado.

“Yo en lo particular considero que no tienen las condiciones sólidas de cualquier ser humano que merezca vivir en condiciones óptimas”, respondió el legislador, quien destacó que en la actualidad alrededor de 600 nativos de Filomeno Mata viven en Nueva York, pues migraron en busca del sueño americano.

A través de los DIF municipales de diversos municipios de la sierra papanteca, se pudo saber que existen altos niveles de desnutrición, lo mismo en niños y ancianos, que en jóvenes y en adultos. Y es que la falta de apoyos para trabajar sus tierras junto con la sequía los han puesto en condiciones paupérrimas.

El problema va incluso más allá, pues aunque no se reconocen oficialmente muertes por inanición, algunos médicos de los Servicios de Salud de Veracruz, que solicitaron el anonimato, sí establecen la desnutrición como causa de muerte, pues hay familias que no comen en dos o tres días, cuando pueden comen tortillas con sal y toman agua, no consumen leche, ni huevos, mucho menos carne ni verduras. Comer pescado, es un sueño, pues los arroyos se secan, otros están contaminados y en el mejor de los escenarios, se han extinguido las especies acuáticas que hace décadas los alimentaron

La situación es bastante preocupante y delicada, por lo que se requiere con urgencia de un programa integral contra el hambre a fin de evitar casos como el ocurrido hace unos seis años en la Sierra Tarahumara donde unos 50 indígenas desesperados por la falta de comida, no soportaron y se suicidaron al saltar a un barranco.

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