En Veracruz ya se percibe el eco de las aspiraciones políticas que marcarán el proceso electoral de 2027. Algunos personajes públicos han comenzado una carrera adelantada por la visibilidad, impulsando actividades con tintes sociales que, más que servir a la ciudadanía, buscan alimentar su imagen personal.

Las redes sociales se han convertido en su principal escenario: fotografías, videos y publicaciones con mensajes de “compromiso”, “solidaridad” y “caridad” inundan los espacios digitales, sin más fondo que el cálculo político y la búsqueda del reflector.

La metáfora popular de la carreta vacía resulta oportuna: las carretas más vacías son las que más ruido hacen al andar. En la política veracruzana, ese ruido proviene de quienes intentan compensar la falta de resultados con gestos y discursos superficiales.

He aquí la parábola:

Un día, una niña salió de paseo con su padre. De pronto, él se detuvo en una curva y, tras un breve silencio, le preguntó:

—Además del canto de los pájaros, ¿oyes algo más?

La niña agudizó sus oídos y, después de unos segundos, respondió:

—Solo escucho el ruido de una carreta.

—Eso es —dijo el padre—. Es una carreta vacía.

Entonces la niña, curiosa, preguntó:

—¿Cómo sabes que está vacía, si no la vemos?

—Es muy fácil —respondió él—. Sé que está vacía por el ruido: cuanto más vacía está la carreta, más ruido hace.

Así también el electorado de México y de Veracruz deberá afinar el oído en los próximos meses, porque las carretas vacías ya comienzan a cruzar el camino político. Entre más alardean de su cercanía con la gente, más evidente se vuelve su distancia real con los problemas que enfrenta la sociedad.

El electorado veracruzano, acostumbrado a los excesos de la simulación política, enfrenta nuevamente el reto de distinguir entre quienes buscan servir y quienes solo buscan servirse. La democracia no se fortalece con propaganda, sino con trabajo, coherencia y resultados.

Aún hay tiempo para que los partidos y sus aspirantes reflexionen sobre el tipo de liderazgo que pretenden ofrecer. Si la ruta hacia 2027 se llena de carretas vacías, el ruido será mucho, pero el avance nulo.

Porque, en política, como en la vida, quienes realmente trabajan no necesitan tanto ruido: sus resultados hablan por ellos.

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