Los comentarios ciudadanos que hasta el momento han generado las presentaciones de los próximos funcionarios que acompañarán a la gobernadora electa Rocío Nahle en su administración, están indicando que la señora ingeniera revisa con lupa y desde varios ángulos las posibles designaciones de esos personajes de la política.

Primero, se percibe que la próxima titular del Poder Ejecutivo en Veracruz está reconociendo a las mujeres en sus lealtades políticas, circunstancias socioeconómicas y, sobre todo, en los resultados y capacidades de ellas, pero también en todos los “invitados a la cena de la señora”.

Y así como muchas personas manifiestan la ansiedad de servir en la próxima administración de gobierno, al costo que sea, y jurando que “siempre acompañaron el proyecto de Rocío Nahle”, también se observa que ya hay muchas plumas y voces que se van alineando a las líneas democráticas contenidas en el insistente discurso del “segundo piso de la trasformación” que se dicta machaconamente desde la Ciudad de México.

Pero como el talento, la congruencia, la honestidad y la trayectoria no son signos generalizados de los nuevos tiempos mexicanos, y tomando en cuenta la cauda de irregularidades y corruptelas del gobierno en esta entidad federativa, se hace necesario y oportuno revisar y exponer las acciones y escasos avances de la administración cuitlahuista, debido a que sus transas en no pocas áreas han cobrado mayor alcance y notoriedad que los exiguos resultados. 

Ayer se dio a conocer que inició la primera ronda de reuniones para que la entrega recepción de la administración estatal sea tersa, transparente y ordenada, pero esto es un tema cosmético de poca relevancia. El importante, es que también comenzó a surgir un supuesto programa de vivienda con recursos e intervención del IPE que, de inmediato y en el peor momento para Nahle, puso a dudar y a temblar a los pensionistas y jubilados adheridos a ese instituto, que inmediatamente recordaron los barriles sin fondo que representan ese tipo de iniciativas con fondos de seguridad social, como ya se constató en los últimos sexenios y en casi todo México. Por cada peso que se invierte en vivienda se pierden dos o tres y los beneficiarios reciben casitas que parecen cajas de zapatos y a costos nada sociales.

Al difundirse estas noticias, muchos veracruzanos y hasta empleados públicos decentes, ruegan que la gobernadora electa ponga especial atención en las secretarías de Gobierno, Educación, Finanzas, Seguridad Pública, Infraestructura y Obras Públicas, Desarrollo Social, Desarrollo Agropecuario, Salud, Caev, la Fiscalía del Estado y Comunicación Social, donde hay señalados y graves indicios de que a sus titulares y ex titulares, y a varios de sus directores administrativos les crecieron desmesuradamente las uñas de ratón y su patrimonio en menos de seis años.

Ojalá que no se entierre la corrupción del clan cuitlahuista y que las mentiras elaboradas desde el oficialismo y el besamanos tradicional, no sean la letra que se imprima en el gobierno de Rocío Nahle, la primera mujer que gobernará Veracruz, porque tristemente hay muchos siervos a quienes no importa vivir de rodillas.

Por muy acertadas que sean las designaciones, no se puede tapar el sol con un dedo.

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