La Orquesta Filarmónica de Xalapa es un proyecto musical y cultural que tiene 26 años de existencia y que dirige el maestro Eduardo Carlos Juárez López. Desde que creó su primer ensamble estudiantil en la Facultad de Música siempre ha contado con el apoyo de su familia y su proyecto ha inspirado la fundación de orquestas similares en Puebla, Tabasco y otras entidades federativas. Aprendió que un director tiene que gestionar espacios de presentación, partituras, sillas y muchas otras cosas. Y aunque nunca recibió clases del maestro Luis Herrera de la Fuente, fue este director de la OSX quien le dejó una huella musical y de liderazgo que le inspira hasta el día de hoy. Nos dice que el género popular está ganando terreno en las salas de concierto, pero que la diferencia de géneros musicales se ha convertido en un motivo más de clasismo. Insiste en que la Filarmónica de Xalapa es un ejemplo de lo que se puede hacer cuando se reúnen convicciones, voluntades, talentos y diversas expresiones artísticas. Esta es la entrevista de Palabras Claras con el maestro Eduardo Carlos Juárez.
¿Cuándo inicias en la música y cómo llegas a la dirección orquestal?
El violín era el instrumento que tocaba Cri-Cri “El Grillito Cantor”, y puedo decir que él me inspiró a estudiar música. De niño estuve en una orquesta folclórica y a los 13 años inicié la carrera de violín en la Universidad Veracruzana. Y desde entones me gustaba tanto tocar en grupo, que invité a varios amigos a formar un ensamble de cuerdas y piano, al que se le unieron más amigos, hasta que se juntó una orquesta y ahí se dio la oportunidad de empezar a dirigirla.
Al principio lo hice sin técnica, pero con mucho ánimo, y cuando llegué a séptimo semestre, los maestros Roberto Lira y Fernando Ávila se ofrecieron a formarme en el campo de la dirección de orquesta. Gracias a ellos pude dirigir muchas veces la orquesta de la Facultad de Música.
Háblanos de la génesis de la Orquesta Filarmónica de Xalapa y sus primeros retos.
La pequeña orquesta que provino del ensamble fue haciéndose más grande con el tiempo. El primer reto era reunirnos a ensayar en un pequeño y cómodo espacio que proporcionaron mis padres. Sobre la marcha fui aprendiendo que un director tiene que gestionar espacios de presentación, partituras, sillas y muchas otras cosas. Al principio cada músico llevaba su atril, yo imprimía y sacaba copias de la papelería familiar y les convocaba por teléfono. Otro de los primeros retos era invitar a más músicos y hacerlo a escondidas de los maestros, ya que los docentes cuidaban que no nos desenfocáramos de nuestras actividades como solistas.
¿Qué directores de orquesta admiras o te inspiran?
Claudio Abbado y Benjamín Sander son personas que admiro por sus cualidades humanas y artísticas. Los que más me han influido son Roberto Lira y Fernando Ávila, porque con ellos tomé mis primeras clases y forjaron mucho de lo que soy. Después estudié con el maestro Fernando Lozano quien también apoyó mucho mi carrera, dándome la oportunidad de dirigir la Sinfónica de Xalapa varias veces. Y hay un director que nunca me dio clases, pero toqué tanto bajo su batuta y observé tanto lo que hacía, que pareciese que así fue: el maestro Luis Herrera de la Fuente, quien marcó en mí una huella musical y de liderazgo que me inspira hasta el día de hoy.
¿Como director, qué cosas te ha aportado la orquesta, y podrías compartir alguna anécdota de este proceso?
Dirigir es una experiencia muy linda, ya que como instrumentista uno se vuelve experto en tocar un instrumento, pero la orquesta es el instrumento del director. Entonces me empezaba a dar cuenta que el trato hacia las personas era igual de importante que los conocimientos musicales.
Como director tienes a todo un grupo de músicos volteándote a ver. Sean estudiantes o maestros, los músicos siempre están en constante retroalimentación. Es muy gratificante observar que el músico está disfrutando el ensayo o que le interesa más la música por la manera en la que la abordas. Al ser una actividad grupal que hace que muchas personas se conjunten a lograr algo en común, la experiencia se vuelve muy excitante. Es increíble como una sola persona parada en el podio puede hacer que el ambiente se vuelva productivo o incluso tóxico.
Recuerdo bien el primer concierto al que invitamos músicos de fuera para hacer la cuarta sinfonía de Mahler; muchos pagaron su viaje y su hospedaje en la ciudad. A otros los invité a quedarse en mi casa, y los músicos, al ver el esfuerzo que esto conllevaba, hicieron una cooperación que al final me entregaron como muestra de apoyo al proyecto.
¿Cómo ayuda o influye en los músicos y en la gestión de la orquesta, tu formación y sensibilidad como psicoterapeuta?
El músico de orquesta quiere tocar de la mejor manera posible, obras que le gusten, y al mismo tiempo, involucrarse en un proceso que lo invite a crecer como persona. La Orquesta Filarmónica de Xalapa ha existido por 26 años gracias a que se ha adaptado y evolucionado. Al principio todo se hacía por el gusto por convivir, eso tuvo que cambiar. Decidimos dar el salto a cobrar por los conciertos y que los músicos participantes tuvieran un incentivo económico. Es fácil de decir, pero requiere esfuerzo y dedicación, y se necesita mucho apoyo del equipo de trabajo. Hay que ser muy sensible a las etapas de cada quien, y cuando se comete un error, trabajar por mejorarlo.
¿Qué aporta tu orquesta a la vida musical y cultural de Xalapa y del país?
Nuestro objetivo es difundir la música de concierto y popular de una manera más accesible al público. Procuramos que en cada concierto haya una actividad interdisciplinar, como algún narrador, actor, actriz, bailarines, coros y temáticas acordes a lo que se va viviendo. Los jóvenes estudiantes pueden encontrar en la orquesta un medio donde pueden tocar con maestros profesionales, que por fortuna nos apoyan cada vez más. En nuestro último concierto navideño tuvimos maestros de la Sinfónica de Xalapa, del Coro de la Universidad, del Coro de nuestra orquesta y también incluimos a un grupo folclórico. La Filarmónica de Xalapa es un ejemplo de lo que se puede hacer cuando se reúnen talento, convicciones, voluntades y diferentes expresiones artísticas.
¿Qué admiras o reconoces de tus músicos y colaboradores?
El músico tiene una necesidad de expresarse a través de la música, y cuando lo hace en conjunto es una experiencia más gratificante. Admiro que siempre están dispuestos a tocar y a confiar en que les podemos dar lo mejor que tenemos para que el concierto o el evento en puerta sea gratificante para todos. A pesar de estar ocupados e incluso en época de exámenes, acuden puntualmente al llamado a hacer un concierto. Del equipo de apoyo admiro que siempre tienen ideas nuevas y que son muy directos en los aspectos que debemos mejorar. Es un gran trabajo en equipo, arriba y abajo del escenario.
¿Qué te gustaría que apreciara el público que escucha uno de tus conciertos?
Primero, que consideraran los largos años que le lleva a un músico prepararse para poder interpretar las obras con calidad. Si para un concierto ensayamos el tiempo adecuado, no se compara con las miles de horas que se necesitan para sacar un sonido bello y artístico. Incluso a nosotros nos cuesta vernos como atletas que se han formado durante años y que requerimos apoyo para seguir haciéndolo. Tenemos el gran privilegio de expresarnos a través del arte, y aunque Xalapa es un lugar donde se aprecia mucho, la sobreoferta del mismo, hace que a veces sea muy difícil lograr una adecuada apreciación en términos de obtención de recursos para seguir operando.
Cuando alguien llega por primera vez a una sala de concierto y aplaude porque realmente le gusta, es muy triste para mí, constatar que hay personas que lo silencian de manera grosera, ofendidas porque no se debe aplaudir, y es que esos inconformes de butaca, acatan las viejas convenciones sociales que la gente ignora cómo iniciaron. Para contribuir a un cambio de actitudes, durante los conciertos de la Filarmónica incentivamos que el público pueda aplaudir cuando le plazca.
La música es un idioma universal y puede ser disfrutada por todos. Como es universal tiene diferentes medios de expresarse y ninguno es mejor o más virtuoso que otros. Hay que aprender a apreciar sus diferentes manifestaciones.
¿Qué te aporta la composición o creación de arreglos?
Pese a que no ganamos ese certamen, recuerdo con agrado que con un amigo letrista, participamos en uno de los concursos que hubo para componer el himno a Veracruz. Y en la carrera universitaria llevamos la materia de composición y allí hice unas cuantas, en el doctorado también nos pidieron. En los arreglos fue otra historia, ya que por la naturaleza de los grupos que dirijo, a veces la orquestación es muy variada y necesito hacer arreglos para los músicos con los que cuento. Es un ejercicio de creatividad muy intenso, pero que da pauta para que surja un espectáculo musical mucho más parecido a lo que el director tiene en mente.
¿Existe apoyo gubernamental a este tipo de iniciativas, o subsisten gracias al público, cuál es tu opinión desde tu posición como director de orquesta?
Las aportaciones son muy limitadas, y muchas veces se centran más en la cantidad que en la calidad. La mayoría de proyectos subsisten gracias al respaldo del público. Creo que podría haber programas que premiaran más el talento y el impacto social que los números. Como director estoy convencido de que es nuestro trabajo tocar puertas y buscar apoyos, pero un poco de ayuda siempre se agradecerá.
Sabemos que has creado otras agrupaciones musicales en México. ¿Qué caracteriza o uniforma a estas orquestas respecto a tu proyecto de fomento musical o cultural?
Son proyectos que buscan en principio recordarles a los músicos que hacer música en conjunto es un placer total. Muchos acuden al llamado porque la propuesta es interesante en términos musicales, artísticos y operativos. Después el proyecto va creciendo solo y se van necesitando recursos para solventar lo básico, con presentaciones particulares, aunque siempre es insuficiente. El hecho de que el proyecto se reproduzca es un claro ejemplo del talento que hay en el país y que se pueden tener muchas más orquestas de las que actualmente existen.
Compártenos algunas satisfacciones de tus iniciativas por la música culta y háblanos sobre la aceptación y evolución de la música clásica y de los géneros populares en Xalapa, y si se cuenta con un prestigio nacional al respecto.
Con la Filarmónica de Xalapa ya hemos tenido algunas presentaciones internacionales, hemos logrado hacer las nueve sinfonías de Beethoven en 10 meses, algo sorprendente para una orquesta sin financiación del gobierno. También hemos hecho las sinfonías 1, 2, 4 y 5 de Mahler, obras que sin muy complejas musicalmente y logísticamente requieren muchos más músicos de los habituales. El género popular está ganando terreno en las salas de concierto, y en mi opinión es algo muy sano. Pero la diferencia de géneros musicales se ha convertido en un motivo más de clasismo.
¿Cuáles son tus obras o autores predilectos, y con cuáles se sienten más identificados tus compañeros de orquesta?
En lo personal me gusta Mahler, Beethoven y Tchaikovsky y observo que a los músicos de nuestra orquesta les gusta Beethoven y Mozart, aunque tocan con la misma pasión programas de boleros, jazz, salsa o sinfonías. Les aseguro que nuestro compromiso es alto y la versatilidad también.