Tras el terrible asesinato el pasado 20 de junio de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, así como el guía de turistas Pedro Heliodoro Palma en el municipio de Urique, Chihuahua, la Arquidiócesis de Xalapa compartió la indignación por la tragedia.

En las oraciones del arzobispo Jorge Carlos Patrón Wong, los religiosos católicos se solidarizaron con los familiares de las víctimas, la Compañía de Jesús, la diócesis de Tarahumara, su obispo y todos sus fieles. “¡Que el Dios de la paz traiga el consuelo el alivio espiritual para todos!”.

La Arquidiócesis de Xalapa, también lastimada por esos hechos, expresó que “su sangre derramada, como la de miles de mexicanos, es una señal de que la ruta que estamos siguiendo no es la adecuada. Todos los días, hombres y mujeres son arbitrariamente privados de la vida llenando de luto a muchas familias. ¡Urge la reconciliación nacional y la justicia! ¡Necesitamos comprometernos por la paz!”

Llaman obispos a la reconciliación y diálogo nacional

Cabe mencionar que tras el crimen de los sacerdotes los obispos mexicanos hicieron un llamado en días pasados por la paz luego de referirse a la cruda realidad que estamos viviendo: “El crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente en los mercados, en las escuelas, en las pequeñas, medianas y grandes empresas; se han adueñado de las calles, de las colonias y de pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo”, señalaron.

“Reconocemos que como Iglesia no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y que es necesario redoblar esfuerzos. Queda mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social, desde la labor pastoral que nos es propia”, agregaron. “Queremos manifestar nuestra cercanía y solidaridad con todas las víctimas, reconociendo que todos somos hermanos– Queremos sumarnos a las miles de voces de los ciudadanos de buena voluntad que piden que se ponga un alto a esta situación. ¡Ya basta! No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos”, declararon en su mensaje los prelados mexicanos.

Y ante la gravedad de esta situación de violencia, hicieron un llamado al Gobierno Federal y a los distintos niveles de autoridades: “Es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen. Es tiempo de escuchar a los académicos e investigadores, a las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como Nación”.

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Los obispos mexicanos concluyeron: “Todos somos mexicanos, todos necesitamos vivir en paz y concordia. Es responsabilidad de los gobernantes aplicar la ley con justicia para erradicar la impunidad, respetando los derechos humanos, pero procurando la seguridad de los ciudadanos y la paz social”.

Por último, los prelados mexicanos como parte del pueblo mexicano hicieron un llamado a las autoridades políticas a convocar a un diálogo nacional “para emprender acciones inteligentes e integrales con el fin de alcanzar la paz mediante una participación conjunta”. 

La paz es posible, es una tarea que entre todos podemos lograr, no más violencia en nuestro país. ¡Queremos vivir en paz!

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