Fernando Moreno Santes se convirtió en el primer indígena liberado con el proyecto “Veracruzano Inocente”, tras ser acusado por el delito de pederastia contra una menor de 16 años.

De acuerdo con el abogado, Tomás Mundo, Fernando y su pareja, María Inés, pretendían casarse bajo costumbres de la comunidad de Tlahuanapa, en el municipio de Papantla.

Sin embargo, en su momento la familia de la joven no estuvo de acuerdo y ellos huyeron juntos. El hecho fue denunciado y a su defendido se le señaló por el delito de pederastia, bajo el expediente PAP/ESP7/596/2012.

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Fue hasta cinco años después que la denuncia se consignó bajo la causa penal 320/17, de ahí que el acusado fue detenido y encarcelado.

En una revisión de su caso, Mundo dijo que se comprobó que nunca se acreditó la existencia del delito, por lo que Fernando fue puesto en libertad este jueves, según los instruyó un oficio girado al director del Centro Penitenciario de Poza Rica, por parte del juez primero de primera instancia, Eleuterio Malpica Núñez.

Cuando Fernando fue detenido en 2017 él y su pareja ya tenían dos hijos, una menor de 4 años y un menor de un mes de nacido, y las familias incluso “se habían reconciliado”.

Además, la pareja tenía un hogar y juntos trabajaban en la milpa. Con la idea de superarse iniciaron juntos su propio negocio e instalaron su propia taquería en el centro de la comunidad.

Pese a ello, el 28 de febrero del año 2017, elementos de la Policía Ministerial ejecutaron una orden de aprehensión en su contra y fue ingresado al reclusorio de Poza Rica y puesto a disposición del Juzgado Primero de Primera Instancia.

En el expediente que se revisó, se asegura que en la investigación no se asentó que el inculpado es indígena, hablante del totonaco y con poco uso del castellano; tampoco se dio a conocer que “en su comunidad los usos y costumbres era normal que una menor de 16 años ya formara una familia e incluso tuviera hijos”.

Es por ello por lo que la familia de Fernando buscó ayuda debido a que la presunta agraviada nunca señaló ser víctima de abuso.

Mundo dijo que esto se comprobó mediante un peritaje antropológico estableciendo que en la comunidad se regían por uso y costumbres que le permitieron a María Inés tener una relación con Fernando.

“Lo defendía y lo había estado apoyando, que ella no lo señalaba de ningún delito; al contrario, solicitaba su libertad, por el bien de ella y de sus menores hijos”.

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