Con el bautismo de Cristo, “se abre nuevamente el cielo” para la búsqueda de una vida más digna para tantos mexicanos, que viven en la pobreza o marginados del desarrollo integral a causa de tergiversar la naturaleza y función de tantas instituciones públicas y recursos de todo tipo que son para el bien común, no para el bien de unos cuantos, señala la Arquidiócesis de Xalapa en su comunicado dominical.

He aquí el texto titulado “Se abre nuevamente el cielo”

El bautismo y la unción mesiánica de Cristo,  san Lucas los enmarca como el momento en que se cumple la promesa de Dios, y afirma que tal cumplimiento se da en Cristo y solo con él (Lc 3,21-22). El mismo evangelista presenta a Jesucristo, al sumergirse en el agua por el bautismo, en su plena disposición de aceptar la muerte para llevar a cabo su misión redentora en la cruz. Por esto, Dios le ha concedido a Cristo la donación total de su Espíritu debido a su entrega incondicional en la cruz para salvar al género humano. Esta vivencia interior y exterior de Cristo es el bautismo del Espíritu. Juan bautizaba con agua, pero el bautismo de Cristo es más radical porque transforma de raíz la vida entera de la persona humana. Con el bautismo de Cristo la persona ya no vive únicamente para sí misma ni hace distinción de personas. 

San Lucas indica que en el bautismo de Jesús el cielo se abrió (3,21). Esta reapertura del cielo tiene mucho significado. Se debe recordar que el pueblo de Israel había “cerrado el cielo” porque la gente hebrea de la alta sociedad había matado a todos los profetas para no escuchar las enseñanzas de justicia y paz que estos hombres del Espíritu demandaban a los poderosos, que abusaban del poder contra los pobres y más desvalidos. Hoy nuevamente, al festejar el bautismo de Cristo, se abre el cielo para que todo el pueblo de México pueda abrir e iniciar procesos radicales de escucha y de toma de conciencia, para buscar todos juntos el progreso y el desarrollo de nuestra patria por caminos de justicia y paz social.

El cielo abierto también significa la búsqueda de una vida más digna para tantos mexicanos, que viven en la pobreza o marginados del desarrollo integral a causa de tergiversar la naturaleza y función de tantas instituciones públicas y recursos de todo tipo que son para el bien común, no para el bien de unos cuantos.  El cielo abierto es tomar la responsabilidad de actuar en todo momento de manera ética y promover la dignidad de la persona. El cielo abierto es vivir el amor auténtico, la verdad y la justicia social hasta lograr una sociedad más justa y solidaria que todos los mexicanos piden hoy.

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