Al presuntamente sufrir violencia obstétrica y omisión del servicio médico, la ciudadana Guadalupe Mireni Palacios García presentó una queja administrativa en contra de personal médico del Hospital General Zona número 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual se encuentra ubicado en el puerto de Veracruz.

En el escrito de demanda acusó de este trato indebido e insultos a los trabajadores del área de Ginecología, lo que habría puesto en riesgo el nacimiento de su bebé.

La quejosa ahora busca una compensación económica por 34 mil 500 pesos, para sufragar la atención que tuvo que recibir en un centro asistencia privado.

“El personal médico del Hospital General Zona 71, de este Instituto Mexicano del Seguro Social, me trataron ineficientemente y denigrante su falta de atención, me obligó a dejar el Hospital, para buscar salvar la vida de mi hijo, ya que me sentía tan mal”, expone en la queja.

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Palacios García narra en el documento que el pasado domingo 25 de abril del 2021 se dirigió al área de urgencias de Ginecología del nosocomio por presentar un flujo de sangre al orinar, donde fue atendida por la ginecóloga Marisol Álvarez Carrasco quien le diagnosticó una “infección muy fuerte”, recetándole medicamentos y ordenándole varios estudios.

Además, le recomendó que los estudios los hiciera en un laboratorio particular porque en el IMSS demorarían mucho tiempo.

El 29 de abril acudió nuevamente a dicho hospital, en vista de que no se frenaba el sangrado que presentaba, siendo atendida en esta ocasión por el médico, Daniel Cabañas, quien le dijo que era normal y que no era necesario volver.

Añadió que el 1 de mayo, tras contracciones más fuertes, se dirigió nuevamente a la clínica 71 del Seguro Social, siendo atendida por el doctor Tito Lobato, quien revisó la dilatación, criticando de acuerdo a su relato, la obesidad que presentaba y que impedía que él pudiera realizarle el ultrasonido.

Seguidamente, asegura, le reclamó por estar acudiendo “a cada rato” y le pidió que lo hiciera cuando tuviera “verdaderos síntomas de alerta”; más tarde, acota, asistió nuevamente y fue atendida por otro residente.

Tras la exploración que le generó dolor pero que tuvo que aguantarse por indicaciones del médico le pidió a éste que la ayudara a levantarse, pero comenta que Lobato le dijo a su homólogo que no le brindara ayuda: “nosotros no estamos para ayudarles a levantarse”.

En su relato expone varios acontecimientos en los que supuestamente Tito Lobato se burla de ella y de su dolor exclamándole: “¿otra vez? no te puedes aguantar, deja de quejarte”; y también un episodio con Marisol Álvarez Carrasco, quien le reclama “con voz fuerte” por tomarla del brazo luego de experimentar una contracción.

Ante la dificultad para dar a luz de manera natural, asevera, solicitó que la operaran ya que su bebé se estaba quedando sin el líquido amniótico y temía por su vida, lo cual fue rechazado por la doctora; a quien le pidió le diera el alta voluntaria para acudir a un centro asistencial privado, otorgándosela pero con la advertencia que era bajo su propio riesgo el dejar la clínica del IMSS.

Antes de que ello ocurriera y con las contracciones más fuertes, expone que el doctor Tito Lobato le dijo: “¿otra vez? ¿A qué hora se va a ir?”, a lo que la doctora Álvarez le contestó que en cuanto llegara su familiar con la ambulancia y les avisara para hablarle al camillero.

El doctor presuntamente le replicó que la dejen ir en su coche o “como ella quiera”, y posteriormente, por otra contracción, le reiteró: “ya estate tranquila, tranquila, ¿no te puedes calmar? ya deja de quejarte”.

En la clínica privada donde le practicaron la cesárea, enumera, reportaron al bebé con escaso líquido amniótico, con la frecuencia respiratoria más rápida que la normal.

“Debido al desprendimiento parcial de placenta que tuve, el bebé tragó sangre y tuvieron que realizarle un lavado gástrico”.

Además, indica que el pediatra que la atendió le señaló que llegaron a tiempo porque “un poco más el bebé se muere por la falta de líquido, la falta de oxigenación por el desprendimiento de placenta y la cantidad de sangre que ingirió”; además, agregó que ella “iba por el mismo camino porque la matriz ya estaba llena de coágulos”.

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