La tarde de este sábado en la ciudad declarada por la UNESCO, Patrimonio Cultural de la Humanidad, la patrona de Tlacotalpan, la santísima Virgen de la Candelaria en su 246 aniversario de su festividad en la ciudad icónica del Golfo de México, salió de su templo al ritmo de la jarana y el son jarocho para ser paseada por los creyentes pidiéndoles prospera pesca e resguardo ante inundaciones unos de los afluentes más importantes de México, el río Papaloapan.

En punto de las 16:00 horas las campanas del santuario que da cobijo a la feligresía católica hizo sonar sus campanas, suena la jarana, vuelan las palomas el cielo, la tarde cae en su ocaso y surgen los “Viva la Candelaría”, la tradición es la fe de los asistentes que año con año agradecen la intersección de la Patrona de la llamada Perla del Papaloapan.

El unísono es “Viva La Candelaria” los aplausos al paso de la deidad se incrementan, mientras un grupo musical canta con ganas las tradicionales mañanitas en honor a La Candelaria, el fervor está presente, los sonideros cesan su reproducción y el silencio estremece los corazones a su paso, es La Candelaria a su paso por las calles de la ciudad rumbo al embarque al Río de las Mariposas.

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La reacción de los creyentes se generaliza, la paz se siente en el ambiente y la virgen parte por su tradicional paseo por las aguas del afluente más importante del sureste, los pétalos flotan en las caudalosas aguas que al tener a la virgen encima se amansan, la fe en Tlacotalpan es una tradición, una identidad singular y maravillosa.

Los creyentes piden abundancia, prospera pesca y el cobijo ante los acontecimientos naturales en la región, las virgen los mira y ellos se hipnotizan con ella, desean su resguardo y dan gracias, se persignan y dan gracias.

Los aplausos y vivas se incrementan los fuegos pirotécnicos hipnotizan con su sonido, la nobleza se siente y enchina la piel, la brisa del Papaloapan es la brisa del Sotavento, en ese justo momento se entiende el poema de Julio Sesto;”Oh hermano mío, si estás cansado de sufrimiento, ve al Papaloapan y toma los aires del Sotavento, que en Tlacotalpan todo se cura, todo se olvida, se cura el alma que es incurable cuando está herida.”

Cae la tarde, el cielo se pinta de colores naranjas, vuelven a sonar las campañas el santuario quiere de vuelta a su patrona, feliz paseo, lleno de bendición y buena vibra, hasta siguiente año Candelaria, por favor “No te muevas, que te quiero retratar”.

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