Cuando Andrés Manuel López Obrador peregrinaba con su MORENA para llegar a Palacio Nacional, una de sus estrategias fue perdonar a los corruptos y delincuentes, aunque como penitencia imponía que se fueran sumando -en todos los sentidos- a sus ritmos y tiempos, obvio, para poder controlarlos. La redención de AMLO fue y es suficiente para la conversión de los pecados.

Quizá esa “forma política” vigorosa, novedosa, vanguardista y de altura no superada, motivó a Juan Antonio Nemi Dib, un político veracruzano, culto, luchador, y con toda la experiencia para reñir con sus exjefes, a buscar resurgir de las cenizas mediáticas (y económicas, que afirma), usando su hipótesis predilecta: yo soy inocente, tú eres inocente, ella es inocente.

El exsecretario de salud y ex director del DIF en el gobierno de Javier Duarte, intervino en el juicio de extradición de Karime Macías, el pasado miércoles, durante más de tres horas ante la Corte de Magistrados de Westminster, en formato de teleconferencia desde Xalapa. Gracias a sus palabras, transmitidas hasta Inglaterra, los veracruzanos ya saben que las acusaciones contra la primera dama de Veracruz “son falsas” y fueron creadas por Jorge Winckler, el ex fiscal general del Estado.

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Con esto Nemi Dib se convierte en limpiador de conciencias, aunque siga diciendo que es un perseguido de la fiscalía y la policía, y que después de esta audiencia su vida peligra. Sacó de su armario el viejo molcajete y se puso a cocinar historias tipo telenovela. Y claro estará todo si hablo, dedujo: “si yo soy inocente, lógico que también mi exjefa lo es”. Y así y de lejitos Toño se puso a contar su verdad.

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Se cree que a Nemi Dib se le inundó la grasera -perdón por la digresión-, quizá las culpas chorrean por el subconsciente (porque en el terrible inconsciente quedan todas las culpas reales). Y hay que tener cuidado en que no se pudran los pensamientos y las acciones impulsivas, porque las regresiones de honestidad bien lo pueden acabar de hundir.

¿O habrá otras motivaciones para moverse así? 

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