Faltan muchos días para que Rocío Nahle rinda protesta ante el Congreso de Veracruz como gobernadora constitucional, pero pocos para los funcionarios cuitlahuistas que no abonaron nada al progreso y desarrollo de la entidad.

En el transcurso de los días la gobernadora electa ha ido presentando a los funcionarios que la acompañarán a partir del 1 de diciembre. Ricardo Ahued en la secretaría de gobierno, Ernesto Pérez en Desarrollo Económico, Luz María Zaleta en Medio Ambiente y Xóchilt Molina en Cultura.

Rocío Nahle deshoja la margarita “piano, piano”. La exsecretaría de energía muestra mayor oficio político que Cuitláhuac García, quien nunca supo lo que es gobernar Veracruz.

En ese estado de cosas, se percibe que Nahle García ya gobierna de facto en Veracruz y ha decidido no dejar ningún espacio de poder para que lo ocupe cualquier otra persona. 

Los sendos mensajes enviados a las titulares del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) y la Fiscalía General del Estado (FGE), Delia González y Verónica Hernández, evidencian el apoltronamiento e ineficacia -en muchos casos- de tales funcionarías, defectos imperdonables que al parecer no tendrán cabida en el gobierno de Nahle.

Este tipo de señales hacen suponer que más temprano que tarde, Rocío Nahle se sacudirá de ambas damas y encauzará a otros personajes hacia el ORFIS y la Fiscalía. La fiscalización de los dineros públicos ha estado de vacaciones y pidiendo propinas con Delia González; la procuración de justicia no ha sido eficiente en el combate a la inseguridad y la violencia a pesar de las buenas “intenciones” de Verónica Hernández y aquellos que ha tenido de jefes.

En la banca de quienes aspiran a ser funcionarios públicos en el próximo gobierno, hay buenos, regulares y malos. Rocío Nahle, deberá mostrar su amor a Veracruz, seleccionando a personas preparadas y eficaces para administrar honestamente los dineros públicos. Esa sería la primera trasformación que merecen los veracruzanos que suelen inconformarse con todo lo que no funciona.

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