Pablo Landa: Un guerrero que vive la muerte vivida

Xalapa.- El mismo día de su cumpleaños, Pablo Landa conoció el dolor y un cambio absoluto en su vida.

Lejos de su familia y atrapado en un mundo de drogas, el 13 de marzo de 1998 un festejo de cumpleaños terminó en una tragedia cuando sus cervicales se rompieron en varios pedazos y quedó impedido para caminar.

En ese tiempo vivía en Playa del Carmen, en donde conoció el mundo de las drogas y el exceso; su hogar era la discoteca en la que trabaja y que daba la bienvenida a los sprint breakers.

El día antes de su cumpleaños, la fiesta se prolongó hasta la madrugada y tras esto, se fue a dormir.

 “Me metí tres bazukos de cocaína con tabaco, salí con los pies arrastrando, y me acosté a dormir. Le di gracias a Dios esa mañana, por mis piernas, por mi fuerza para trabajar pero también por la cerveza.”

Ya el día de su cumpleaños, sus amigos del trabajo lo quisieron festejar y a forma de broma lo cargaron para llevarlo hasta la playa, pero en el camino decidieron ir al muelle, desde donde lo aventaron de tres metros y entonces fue el fin.

 “Cuando salimos del antro rumbo al mar pero llegaron hacia el muelle, me empujan de frente y mi cabeza pegó fuertemente en la arena y se escuchó un ‘clac’, eran mis cervicales que se rompían.”

Los gritos entrecortados por la entrada del agua a su garganta obligaron a sus compañeros a sacarlo, y los sucesivos fueron una suerte de acciones para rescatarlo y llevarlo al hospital, en donde sus familiares, radicados en Xalapa decidieron regresarlo con ellos en una ambulancia aérea.

 “El amor de mi familia me sacó adelante, viví en depresión varios años pero conocí a quien por tres años trabajo conmigo para hacer ejercicios.”

Luego de esa terrible época, el joven conoció a Jesucristo y su vida cambió nuevamente porque en Él encontró la fuerza para seguir adelante.

“Mis amigos me presentaron a Jesucristo, me hablaron de él, y me empecé a enamorar de Dios y eso me dio más fuerza todavía.”

TESTIMONIO COMPLETO 

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