Esta mañana el Papá Francisco presidió la Eucaristía de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo en Roma y fue en esta Eucaristía donde el Sucesor de Pedro entregó el Palio a los Arzobispos metropolitanos nombrados durante el año, entre ellos Mons. Jorge Carlos Patrón Wong quien recibió de manos del Papa Francisco el palio arzobispal. 

El palio es una faja circular, sobre la cual penden dos tiras rectangulares que se colocan sobre el pecho, que pueden usar los arzobispos metropolitanos al celebrar la santa misa. El palio se elabora con lana, pues simboliza a la oveja que el buen pastor, el metropolitano, lleva sobre sus hombros

Se elabora a partir de la lana que se obtiene de los corderos que le presentan cada año al Papa para su bendición en la fiesta de santa Inés (21 de enero). Posteriormente son confeccionados con esa lana por las monjas benedictinas de Santa Cecilia, las que bordan seis cruces negras, para simbolizar las seis heridas del Cordero de Dios, Jesucristo.  En tres de estas cruces se colocan clavos metálicos, en recuerdo de los clavos del Crucificado. 

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Una vez elaborados, los palios se colocan en el sepulcro del apostol Pedro, de forma que se vuelven reliquias de tercer grado.

Durante la homilía el Papa Francisco se preguntó: ¿Qué puedo hacer por la iglesia? Y él mismo respondió: No alejarnos, no quejarnos de la iglesia sino comprometernos por la iglesia. Después inquirió nuevamente: ¿Qué podemos hacer juntos como iglesia para que el mundo en que vivimos sea más humano, más justo, más solidario, más abierto a Dios y a la fraternidad entre los hombres? ¿Cuál es el compromiso como fieles, pueblo de Dios, sacerdotes, obispos y Arzobispos que debemos asumir para vivir esa fraternidad en nuestra humanidad? Haciendo referencia a San Pablo, el sucesor de Pedro invitó a hacer el buen combate contra el mal, contra el pecado, dando testimonio de nuestra fe. Se trata de ser una iglesia que promueve la cultura del cuidado, la compasión por los débiles y la lucha contra toda forma de degradación, incluida la degradación de las ciudades y de los lugares frecuentes para que la alegría del Evangelio brille en todos los lugares.

El sinodo que estamos celebrando nos llama a convertirnos en una iglesia que se levanta, que no se encierra en si misma sino que es capaz de llegar más allá, salir de sus propias prisiones al encuentro del mundo. Una iglesia sin cadenas y sin muros en la que todos puedan sentirse acogidos y acompañados, en el que se cultive el arte de la escucha, del diálogo, de la participación, bajo la única autoridad del Espíritu Santo. Una Iglesia libre y humilde que se levanta rápido, que no posterga, que no acumula retrasos ante los desafíos de la hora, que no se detiene en los recintos sagrados sino que se deja animar por la pasión del anuncio del Evangelio con el deseo de llegar a todos.  No olvidemos esta palabra: En la iglesia hay lugar para todos.

Después de la homilía, la Eucaristía continuó como de costumbre, el Papa hizo la bendición de los palios y los entregó personalmente a los 44 Arzobispos metropolitanos recién nombrados, ente ellos al arzobispo de Xalapa, a Monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, quien al momento de estar frente al Santo Padre se le vio alegre, incluso el Papá soltó una carcajada al dialogar por breves momentos con Monseñor Patrón. 

Una vez finalizada la entrega de los palios, todos salieron en procesión por la nave central de la Basílica de San Pedro.

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