Durante su comparecencia ayer en el Congreso de Veracruz, el secretario de Turismo en el gobierno de Rocío Nahle, Irgor Rojí, logró lo que ningún otro funcionario había conseguido: convertir a Totutla en un destino de playa sin mar. Un verdadero milagro tropical digno de estampita.
Según Rojí, Totutla —sí, el Totutla de las Altas Montañas, el que está a 108 km del Golfo de México— es “uno de los destinos de playa más importantes del país”. A estas alturas uno ya no sabe si el secretario se confundió de municipio o de planeta.
Rojí, en un acto de audacia cartográfica, también aseguró que el municipio “no tiene vocación turística”, quizá porque, según su visión, le falta un malecón, unos cocos fríos y el sonido del mar, aún así ya “puso de moda” la nueva Riviera Totutleña.
Pero como los diputados presentes no se dieron cuenta, no escucharon o simplemente no les importa, aplaudieron con entusiasmo, como si acabaran de presenciar una clase magistral de geografía impartida por Dora la Exploradora después de un golpe en la cabeza.
Y ahí estaban funcionarios que “trabajan muchísimo”, aplaudiendo muchísimo, demostrando muchísimo que no tienen la más mínima idea de dónde están parados.
Veracruz debería preocuparnos, pero con espectáculos así al menos nos queda la risa para no llorar.








