Tristeza, incertidumbre y desolación son las palabras que describen a Coatzacoalcos a más de 24 horas de haberse registrado el ataque en el centro nocturno “Caballo Blanco”, en el centro de esta ciudad.
Para muchos de los familiares de las 28 víctimas que hasta el momento han perdido la vida, la jornada no ha sido fácil, como se pudo ver afuera del Centro de Justicia del Cereso de Coatzacoalcos, donde muchas familias permanecieron desde las 11 de la noche del martes hasta cerca de media noche de ayer miércoles.
El objetivo era identificar a sus familiares, de los cuales solo se contaba con las fotos, ya que los cuerpos tuvieron que ser trasladados al panteón de Cosoleacaque porque el Servicio Médico Forense de Coatzacoalcos simplemente no tenía cupo para tantos.
“La verdad, nunca habíamos visto algo así”, comenta cansado un joven a quien identificaremos como “Juan”, y que es uno de los trabajadores de las por lo menos seis funerarias que tuvieron que trabajar a brazo partido desde la madrugada del miércoles para trasladar los cadáveres producto de la tragedia.
Temeroso de que se diera a conocer su nombre, al igual que otros muchos que prefieren permanecer en el anonimato por temor a represalias, el joven nos comparte que Coatzacoalcos viene sufriendo un ambiente de violencia desde hace tiempo, “aunque en los últimos meses parecía haberse calmado, hasta ayer”.
Y es que a partir de su experiencia como trabajador de una de las 12 funerarias que dan servicio en Coatzacoalcos, a la semana se solían registrar de dos a tres muertes por hechos violentos. Menos que en años pasados “hasta este martes”.
“La verdad, existen muchos rumores sobre pleitos entre grupos delincuenciales que cobran derecho de piso, pero ya para que se presentara un atentado de esta magnitud, la verdad uno ya no sabe que creer”, comenta mientras espera a que las autoridades permitan que las últimas familias tengan permiso para acudir a retirar los cuerpos de sus familiares y velarlos.
Ahora, nos espera otra jornada más difícil, manifiesta Omar, cuñado del DJ de “Caballo Blanco”, quien apenas tiene fuerzas ya para conversar, después de discutir, pelear y reclamar por justicia y la pronta atención para recuperar el cuerpo de su familiar.
Tratando de contener el llanto, el joven reconoce lo difícil que fue para él tener que esperar tanto tiempo, desde la noche del martes y después de todo el día bajo el sol a la salida del Centro de Justicia, para finalmente ver la foto de su ser querido muerto. “Ahora tengo que ir a Cosoleacaque a verlo en persona y recogerlo”.
“Por fortuna y después de vernos sufrir, finalmente llegó gente y nos colocaron una carpa a la salida del centro y nos trajeron bebidas hidratantes, porque las autoridades nomás no nos mostraban ni un poco de compasión”, agregó Aurora Ramos, cuñada de Rocio, una de las trabajadoras de limpieza del bar.
En las calles de Coatzacoalcos el ambiente se torna desolador, tal y como Notimex pudo corroborar durante un recorrido desde las 08:00 de la noche del miércoles hasta las 02:00 de la mañana de este jueves.
A decir de los mismos taxistas que nos llevaron y trajeron, Coatzacoalcos vive un toque de queda que no ha sido declarado por autoridad alguna, pero que ha sido acordado por la gente para evitar exponerse.
“Muchos acordaron guardarse en sus casas desde temprano, por eso la costera se ve tan sola a estas horas”, comentó Simón, un taxista de edad avanzada que nos conducía de regreso al hotel, mientras que de sur a norte pasó todo un convoy de patrullas por Avenida Universidad Veracruzana “a toda sirena”.
No había pasado de la medianoche cuando finalmente nos llegó el “bomberazo” de que se trataba de un operativo que se llevó a cabo, al parecer, en una casa de seguridad en la colonia Jardines de California, en las calles de Chichen Itza y Tula.
Sin embargo, al acudir al lugar, las autoridades extendieron el perímetro de seguridad para evitar que la prensa se acercara, por lo que solo se pudieron tomar algunas fotografías cercanas al lugar.
Los locales comerciales, que normalmente están abiertos y llenos clientes más allá de la medianoche, permanecieron vacíos y un poco más tarde optaron por cerrar, y así continuarán mientras la seguridad y la paz no retornen a Coatzacoalcos.