• En Veracruz ya no hay deuda: la enterraron junto con la verdad
  • Gobierno de Rocío Nahle destapa la mentira de Cuitláhuac García

Xalapa, Ver. – En el discurso inicial y durante la comparecencia de Miguel Santiago Reyes Hernández, titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación, frente a los diputados locales, con motivo de la Glosa del Primer informe de la gobernadora Rocío Nahle, presumió una reducción “histórica” de la deuda pública de Veracruz. 

Lo dicho por Reyes Hernández fue menos un informe y más un espectáculo de habilidad o truco contable. El funcionario llegó con el pecho inflado, anunciando que la deuda pública de Veracruz cayó 41.6%, que el SAT ya no es problema, que los bancos están felices y que las finanzas están tan sanas que casi pueden correr un maratón.

Pero mientras el funcionario morenista hablaba de ahorros millonarios, renegociaciones brillantes y un futuro luminoso para la administración estatal, en la sala del Poder Legislativo se acumulaba otra cosa: las dudas. ¿De verdad bajó la deuda o solo la escondieron donde nadie la pueda encontrar?

Porque una cosa es presumir cuentas ordenadas y otra muy distinta explicar cómo se borran más 50 mil millones de pesos en un año sin que las dependencias queden en coma.

Y más aún cuando, apenas en el sexenio pasado, el exgobernador morenista Cuitláhuac García Jiménez aseguraba que había saneado las finanzas y reducido la deuda, algo que hoy se dice sin rodeos: mintió.

García Jiménez y José Lima Franco, secretario de finanzas en el gobierno pasado, mintieron sin parpadear, sin sudar, sin vergüenza. Mintieron a sabiendas de que las cifras reales contaban otra historia: la de un estado hundido en obligaciones que se ocultaron, se maquillaron o simplemente se reciclaron bajo otros nombres. Ambos personajes hoy se encuentran arropados y blindados en el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.

La nueva administración a cargo de Rocío Nahle reconoce que la deuda real era muchísimo mayor de lo que aquel gobierno reportó, evidenciando que la narrativa de “rescate financiero” sólo fue propaganda.

En Veracruz los funcionarios morenistas hablan de prosperidad, la gente habla de sobrevivencia.

La deuda: ¿magia contable o cirugía a puerta cerrada?

El secretario Reyes Hernández aseguró que la deuda total del estado bajó 41.6%. Así, de un plumazo y lengüetazo. “Veracruz era la entidad más endeudada del país”, expresó.

Sin embargo, el funcionario estatal no explicó ¿Cuánto se pagó verdaderamente con dinero del estado?, ¿Cuánto “desapareció” vía condonaciones federales? -si es que las hubo- y ¿Cuánto se reclasificó para que no aparezca como deuda?

La falta de respuestas, precisas y transparentes, se convierten en algo incómodo para el gobierno de Rocío Nahle porque esto se parece más a un ilusionismo financiero que a una política pública seria.

Cuando algo baja tan rápido, o es truco o alguien más lo está pagando.

SAT e ISSSTE: el rescate que huele a recomendación política

El titular de finanzas presumió que la deuda con el SAT está en cero, pero omitió explicar qué porcentaje de esa “hazaña” corresponde a condonaciones, un mecanismo históricamente usado para premiar aliados políticos y castigar opositores. Tampoco detalló qué compromisos firmó el estado para obtener esas ventajas.

¿Fue gestión técnica o fue “atención prioritaria” desde la Federación?

La pregunta flotó entre los legisladores y asistentes a la comparecencia de Miguel Reyes, pero nadie quiso decirla en voz alta para no romper el frágil milagro. En otras palabras, ‘callaron como momias’.

Renegociaciones bancarias: alivio para el estado y fiesta para los bancos

El caso de los créditos renegociados fue presentado como una victoria rotunda, pero detrás del discurso melindroso hay silencios peligrosos. ¿Cuáles bancos fueron los beneficiados?, ¿Hubo intermediarios o despachos financieros que cobraron comisiones?, ¿Por qué no se publicaron los contratos renegociados?, ¿Hubo penalidades por pago anticipado?

Cuando una operación financiera millonaria se negocia sin publicar una sola hoja del acuerdo, la pregunta no es si hay conflicto de interés, sino quién cobró, cuánto cobró y quién puso la mesa.

Ingresos al alza, servicios a la baja

La Sefiplan presume incrementos en recaudación (más de mil millones), pero en la otra punta del estado, municipios y dependencias siguen sin dinero para reparar escuelas, comprar medicamentos, cubrir gasolina de patrullas, atender fugas y drenajes colapsados.

El discurso presume abundancia mientras la realidad documenta escasez. Si la caja está tan llena como dice ¿por qué el pueblo sigue viviendo como si estuviera vacía?

El fideicomiso de desastres: ‘más recursos’, menos garantías

El gobierno prefiere presumir montos y no explicar cómo se usarán. La falta de reglas claras deja un espacio perfecto para lo que en Veracruz conocemos demasiado bien: la discrecionalidad vestida de urgencia.

El secretario Miguel Reyes reconoció que, en el gobierno anterior a cargo de Cuitláhuac García no se pagó el seguro contra desastres y afirmó que fue pura ‘simulación’ y, supuestamente, el fideicomiso creado por la gobernadora Rocío Nahle, para atender esas contingencias, están disponibles más de mil millones de pesos, sin evidenciar algún estado de cuenta bancario que así lo probara.

De igual forma, el empleado de Rocío Nahle, en tono soberbio y molesto, acusó una campaña en contra de la gobernadora, por no haber contratado el seguro contra desastres, denostando a los legisladores al pedir que comprendieran mejor los temas financieros o en su caso se los explicarán bien sus asesores.

Nada nuevo bajo el sol, mucho menos bajo la lluvia.

Números bonitos, cuentas oscuras

La comparecencia puede resumirse en una sola frase: muchos datos, poca verdad.

El gobierno de Rocío Nahle asegura que todo está saneado, pero no enseña los documentos. Habla de transparencia, pero oculta los contratos. Presume ahorros, pero no explica quién ganó realmente con las renegociaciones.

Mientras tanto, Veracruz sigue esperando que algún funcionario hable con la verdad completa. 

Al final de la comparecencia, el “milagro financiero” quedó tan perfecto que solo faltó que el secretario sacara un conejo del sombrero. Pero quizá no lo hizo porque, con tanta deuda que desapareció, hasta el conejo estaba condonado.

Publicidad