En su comunicado dominical, la Arquidiócesis de Xalapa, señaló que estamos viviendo momentos de mucha oscuridad que están generando incertidumbre, temores y miedo a la gente.

El vocero José Manuel Suazo Reyes reveló que a las amenazas de la llegada de una cuarta ola de Covid, para la que no estamos blindados, se agrega ahora un ambiente de horror y de muerte que deja una estela de dolor, luto e indignación.

Señaló que los afectados siguen siendo los ciudadanos y que las familias temen por sus hijos y los hogares se sienten en la orfandad.

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Refirió que el 6 de enero pasado, mientras en muchos hogares los niños disfrutaban alegremente por los regalos de los reyes magos, “una muy lamentable y triste noticia empezó a circular”, el hogar de una familia xalapeña fue allanado y una pareja de adultos de la tercera edad que ahí vivía fue terriblemente agredida.

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“El saldo que quedó fue el de una mujer brutalmente asesinada a golpes y su esposo con heridas mortales. Por otra parte al sur de Veracruz, tan sólo un día después, dejaron 9 cadáveres a la orilla de una carretera. Esto es sólo una muestra de muchas otras cosas”.

Expuso que estos lamentables hechos ponen en evidencia la triste y lacerante realidad que en todo el Estado de Veracruz estamos viviendo; de norte a sur y de este a oeste se sabe de historias dramáticas que la gente está viviendo y que la mantienen en la total indefensión y no saben a dónde acercarse ni quien les brindará protección y seguridad.

Por ello, remarcó que necesitamos tomar conciencia de que el ser humano tiene una dignidad que debe ser respetada desde que es concebido hasta su muerte natural.

“La cultura de la muerte no puede imponerse, aunque tenga muchos promotores y aplaudidores. La cultura de la muerte sólo nos lastima y nos denigra. Esta realidad oscura es la que ha venido a sanar el Hijo de Dios. La respuesta a los signos de la muerte es la presencia del hijo de Dios que con su bautismo nos recuerda que cada persona está llamada a ser un hijo predilecto y una morada divina”.

Ante esta desafiante realidad, la iglesia subrayó que el bautismo de Jesús nos recuerda la grandeza de estar bautizado.

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