Benjamín Domínguez Olmos

* Órgano independiente de información, de comentario y de análisis
* Enterar de cuanto sucede, solamente como sucede: Froylán Flores
* Colaboraron: Ofelia Alfaro, JL Melgarejo Vivanco, M. Zorrilla Rivera
* Raúl Prieto, Alberto Beltrán, González Levet, Carlo Antonio Castro
* Pedro Coronel, Marcelo Ramírez, Rafael López, Angel. J. Hermida
* Raúl Ladrón de Guevara, Homero Guerrero, B. Domínguez Olmos

Con fecha 2 de octubre de 1978, nació a la luz pública PUNTO Y APARTE, bajo la dirección de Froylán Flores Cancela para, como citó en su presentación, sumarse a las publicaciones existentes, en ese entonces, en la capital de todos los veracruzanos.

PUNTO Y APARTE hizo su aparición como fruto de las circunstancias a las que se tuvo que abrazar, con “la aspiración única, e indeclinable, vivir y luchar: vivir para luchar y luchar para vivir”.

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Nace como bisemanario , en las rotativas e instalaciones del periódico El Día, en la capital de la República, dirigido en esa época por Enrique Ramírez y Ramírez (periodista, escritor y político mexicano), y a manera de editorial en la primera edición se leía:

PUNTO Y APARTE emerge como producto de la solidaridad moral que vivifica, que enaltece y a cuya altura y gesto jamás se podrá estar, y del apoyo de un grupo de personas que pensamos en la posibilidad de que, en el encuentro histórico y dentro del marco mismo de la modestia, puede existir un órgano independiente de información, de análisis y de comentario del quehacer cotidiano”.

En la presentación, Froylán Flores Cancela escribió:

“Nada que se aparte del entusiasmo que se renueva, del empeño que acera el espíritu y de la imaginación de un puñado de colaboradores -todos ellos de reconocida solvencia ética e intelectual- ha materializado el proyecto que hoy cobra forma y fondo: pretender, si las circunstancias lo permiten, un periodismo que se traduzca en propósitos que animen la crítica. La crítica que propende a la elevación, al esclarecimiento y que, de algún modo, contribuya también en su medida por pequeña que esta sea, a la edificación de una sociedad donde se manifiesten, en lo que de conciliable tengan, la Libertad de Expresión y el Derecho a la Información, factores, como tantos otros, contemplados por la Constitución General de la República, de los cuales, por ningún concepto, se puede ni se debe abdicar”.

Líneas abajo, el director del periódico que se editaría quincenalmente, pero que antes de cumplir cuatro meses se convirtió en semanario, puntualizó:

“Sin esas razones -verdaderas, reconfortantes y plenas de estímulo- no hubiera sido posible la aparición de esta tribuna periodística que, en la dimensión de su tiempo y espacios profesionales, acaso tratará de conseguir, en la batalla que obligadamente va a librar, el tamaño de los problemas que afrontará y los obstáculos que se propone superar”.

Para, enseguida, acotar:

PUNTO Y APARTE busca, y lo hará siempre en cualquier condición, informar, analizar y comentar el curso de la instantaneidad de nuestros días en el medio que habremos de hacer acto de presencia sin más pretensión que la que Ranke señalara: enterar de cuanto sucede, solamente como sucede”.

Coatepec, arrasada por la irresponsabilidad, se leía en la cabeza principal del número 1 de PUNTO Y APARTE, que se completaba con el subtítulo: Costos inflados paralizan las obras de pavimentación, y la información correspondiente aparecía en las páginas centrales, ilustrada con fotos del coatepecano Jorge Hernández Sánchez, bajo los subtítulos: Los contratistas llegaron ya, y otro más que rezaba: Ni calles para entrar ni calles para salir, ni calles para andar ni calles para vivir.

La nota, amplia y detallada, daba cuenta que la obra para pavimentar las avenidas Constitución, Jiménez del Campillo y Zaragoza; que las lluvias tenían convertido todo el circuito a pavimentar en el más infernal de los lodazales; que los coatepecanos pasaban las de Caín para atravesar de una a otra acera; amén de que las constructoras contratadas eran propiedad de un alto funcionario de la administración estatal de la época.

En ese primer número, Ofelia Alfaro, José Luis Melgarejo Vivanco y Manuel Zorrilla Rivera, hicieron, por separado, una evaluación de los acontecimientos de 1968; además se insertaba un trabajo de la redacción sobre lo que ocurría en Jalapa, “Diez años después”, del movimiento estudiantil; Raúl Prieto (Nikito Nipongo) daba una exclusiva y, luego nos ilustraría con su sección Perlas Japonesas; el artista gráfico Alberto Beltrán colaboró permanentemente hasta antes de fallecer con un cartón político; Sergio González Levet firmaba una entrevista realizada a Huberto Batis.

También participaron en el número 1 de PUNTO Y APARTE: Angel J. Hermida Ruiz, Carlo Antonio Castro, Marcelo Ramírez, Pedro Coronel Pérez, Raúl Ladrón de Guevara y Rafael López; así como las columnas Casi a la medida, de Ferreiro Castelar; De deporte, de Ulises A. Marte (Homero Guerrero Alvarado) y Presencia, de quien esto escribe.

El bisemanario daba cuenta también de la primera visita de un Presidente, José López Portillo, a Espinal, enclavado en la sierra de Papantla; del reconocimiento de la primera dama Carmen Romano de López, a la obra del DIF Veracruz que presidía Teresa Peñafiel de Hernández. De una entrevista a un benefactor de Jalapa, el empresario Justo F. Fernández; de la visita a Veracruz del entonces secretario general del CEN del PRI, Gustavo Carvajal; y de la inauguración del Hotel Xalapa, a cargo del secretario de Turismo Guillermo Rosell, con la representación presidencial, entre otras informaciones.

Para el número 2, se anunciaban colaboraciones exclusivas de Francisco Martínez de la Vega, el caricaturista jalapeño Helio Flores, Manuel Maples Arce, Jorge Rufinelli, Dolores Plaza, Carlos Juan Islas y Rafael Junquera.

PUNtO Y APARTE, a 40 años de su fundación, continúa vigente manteniendo una línea editorial plural y crítica, donde conviven las más disímbolas plumas, ahora diariamente en las redes sociales.

Tomado de Punto y Aparte

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