El corresponsal jefe de la cadena británica Sky News, Stuart Ramsay, y el operador de cámara, Richie Mockler, recibieron disparos en sus chalecos antibalas y sobrevivieron a una emboscada por un escuadrón de reconocimiento ruso mientras se dirigían en coche a la ciudad de Bucha, a 30 kilómetros de la capital de Ucrania, Kiev. “La primera ronda rompió el parabrisas. El camarógrafo Richie Mockler se acurrucó en el espacio para los pies del pasajero delantero. Entonces estábamos bajo ataque completo”, relató en una crónica en primera persona publicada ayer el reportero, que sufrió el ataque el lunes pasado.

Ramsay contó que, al principio, el equipo pensó que se trataba de un error por parte del Ejército ucraniano en un ‘checkpoint’, pero al comprobar que seguían disparando, pese a que gritaron a los atacantes que eran prensa, se dieron cuenta de que se encontraban en peligro.

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“El productor Martin Vowles, que conducía, salió primero del coche, seguido rápidamente por Andrii Litvinenko, nuestro productor local, dejándonos a mí, a Richie y a mi productor Dominique Van Heerden dentro, resguardándonos en los espacios para los pies y en el asiento trasero”, afirmó el periodista, alcanzado por una bala en la parte baja de la espalda.

Tras unos instantes confusos, la productora de la cadena británica pudo salir del auto y se dirigió a una barrera de la autopista, donde se refugió por unos instantes mientras continuaban los disparos y el corresponsal jefe y el operador de cámara trataban de huir. “Richie dice que luego salí del coche y me puse de pie, antes de trotar hasta el borde del terraplén y luego comencé a correr. Perdí el equilibrio y caí al fondo, aterrizando como un saco de papas, cortándome la cara. Es casi seguro que mi chaleco antibalas y mi casco me salvaron”, siguió.

Posteriormente, el operador de cámara también pudo salir del vehículo y los cinco trabajadores de Sky News corrieron hacia un muro de cemento para protegerse, desde donde pudieron refugiarse en una fábrica que estaba abierta.

“Estábamos convencidos de que los tiradores vendrían a acabar con nosotros. Se abrió una puerta y tres guardias nos hicieron señas para que entráramos en su taller”, indicó el corresponsal y confirmó que el resto de la noche estuvieron en la fábrica esperando un rescate por parte de la cadena británica, a la que avisaron de lo sucedido.

“Afuera, los sonidos de la batalla se intensificaron. No teníamos idea de lo que estaba pasando, pero teníamos miedo de que en cualquier momento las puertas del garaje explotaran hacia adentro y vinieran hombres armados a matarnos”, contó.

Para terminar su crónica, la de uno de los momentos más difíciles que le tocó vivir, Ramsay relata que la Policía ucraniana escoltó al equipo de Sky News, tras horas de incertidumbre y disparos fuera del almacén, hasta un lugar seguro. “Miles de ucranianos están muriendo y las familias están siendo atacadas por los escuadrones de la muerte rusos”, cerró.

El ataque, en medio de la polémica

Rusia bloqueó ayer Facebook, restringió el acceso a Twitter e introdujo duras penas de prisión para quienes publiquen “informaciones falsas” sobre el Ejército, en una nueva vuelta de tuerca de la represión interna en plena invasión de Ucrania.

Las medidas tomadas refuerzan el arsenal de las autoridades para controlar la narrativa ante la población rusa sobre la invasión de Ucrania, lanzada el 24 de febrero y presentada como una operación limitada que busca proteger a los ucranianos rusófonos de un “genocidio”.

Una enmienda prevé penas de hasta quince años de cárcel para quien propague información que trate de “desacreditar” a las fuerzas armadas rusas. En tanto que otra prevé sanciones para los “llamados a imponer sanciones a Rusia”, confrontada a duras represalias de Occidente por la invasión de Ucrania.

Estos textos, que aplican tanto a medios como a particulares, entraron en vigencia tras su aprobación por el Parlamento ruso y la ratificación del presidente Vladimir Putin tarde en la noche.

Ante esta medida, la agencia Bloomberg News y la BBC (radiotelevisión pública británica) anunciaron la suspensión de la actividad de sus periodistas en Rusia, y la estadounidense CNN, la difusión de sus programas.

Antes, las autoridades rusas anunciaron haber restringido el acceso a la BBC, a la alemana Deutsche Welle (DW), al sitio ruso independiente Meduza (cuya sede está en Riga, Letonia), a la Radio Svoboda, también rusa, a Voice of América y a otros sitios de información no nombrados.

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