Lo pusieron a dieta, lo obligaron a mover las patas en la cinta de correr y hacer ejercicios acuáticos, frustraron todos sus intentos de huir del “campamento de adelgazamiento”, tal y como fue bautizado el centro de rehabilitación por la prensa internacional. No lograron quitarle sus formas redondeadas, pero sí acompañarlo en los últimos ronroneos. Rodeado de cuidados y cariño, en la ciudad rusa de Perm, ha fallecido el gato Króshik, cuyo camino a la ‘caza’ de un cuerpazo acaparó la atención de todo el país.
El felino de bellos tonos anaranjados tenía más de 12 años y pesaba 17 kilos cuando ingresó en un refugio de animales, al que lo llevaron a finales de agosto los residentes locales que lo encontraron en el sótano de un hospital. Debido al sobrepeso, Króshik no podía caminar por sí mismo y presentó todo un reto para los profesionales y veterinarios que intentaron ayudarlo a deshacerse de los kilos de más.
“A Króshik lo querían mucho. Con ese amor que no deja lugar para ser uno mismo. A Króshik le daban de comer mucho. Pan seco, sopas, Whiskas, carne”, explicaron los empleados del refugio el porqué de su corpulencia. Gracias al programa de rehabilitación desarrollado especialmente para él, Króshik logró bajar de peso y llegó a pesar 14 kilos.
El camino de adelgazamiento no era fácil. Además de la desolación y la tristeza que mostraba su carita desde que terminó en manos de especialistas, la desgana de hacer ejercicio hizo que Króshik llegara a emprender intentos de huida del centro de rehabilitación. Eso sí, se quedó atascado entre los barrotes de un estante para zapatos.
No obstante, no todo fueron penas en las últimas semanas de su vida. Króshik volvió a caminar por sí mismo, aprendió a conquistar pequeñas alturas para acomodarse en un sofá o puf a su antojo y ronroneaba con ojos entrecerrados cuando disfrutaba de las caricias y el amor del personal.
El fallecimiento del gato ha generado un vacío en todos los que lo han apoyado en su camino hacia un peso saludable. Se sintió mal este sábado, cuando se le hizo difícil respirar.
A pesar de que en cuestión de media hora lo llevaron a la veterinaria y colocaron en una cámara de oxígeno, brindándole toda la atención médica posible, su estado empeoró y Króshik murió en la noche del sábado al domingo. Todavía se desconoce la causa exacta de su muerte, pero los datos preliminares apuntan a que tenía metástasis en el bazo y otros órganos.