Los duques de Sussex, Harry y Meghan, habrían sido oficialmente desalojados de la única residencia que tienen actualmente en suelo británico, según revela este miércoles el diario The Sun.

Aunque la pareja se mudó a California en marzo de 2020, tras renunciar públicamente a sus responsabilidades institucionales, la pareja conservaba como suya la propiedad de Frogmore Cottage, en la localidad de Windsor, para sus futuras vistas al Reino Unido. Sin embargo, el rey Carlos III habría puesto fin a esta situación en el marco de su política de reordenación de las dependencias reales, enviando a su hijo y a su nuera una notificación sobre la necesidad de que abandonen cuanto antes el inmueble.

Como aseguran fuentes del entorno de Harry y Meghan, estos ya se han puesto manos a la obra para que todas las pertenencias que se encuentran en su todavía hogar les sean enviadas a su casa angelina, donde viven junto a sus hijos Archie y Lilibet Diana. No han trascendido, de momento, detalles sobre la forma en que ambos habrían reaccionado a este supuesto gesto del rey, pero es muy probable que lo interpreten como un nuevo desplante, que se sumaría a tantos otros agravios cometidos por Carlos debido a la tensa relación que le une a su hijo menor.

Hay que recordar que los duques mantienen además un agrio litigio con el gobierno británico por su pretensión de contar con escolta policial cada vez que viajen al Reino Unido.

Lo cierto es que el actual soberano pretende reducir notablemente la partida presupuestaria que la casa real destina al alojamiento de sus miembros, dentro de una estrategia general de recorte de gasto. No obstante, los principales afectados por estas medidas son, curiosamente, los ‘royals’ más problemáticos. Sin ir más lejos, la semana pasada salió a la luz que el príncipe Andrés, acusado de haber abusado sexualmente de Virginia Giuffre y de haber participado, en mayor o menor medida, en la trama de explotación sexual de menores del malogrado Jeffrey Epstein, había sido expulsado del llamado Royal Lodge, una de las estancias más imponentes de los terrenos del castillo de Windsor, y que se disponía a compartir piso con su ex Sarah Ferguson en el centro de Londres.

El disfrute de Frogmore Cottage por parte de los duques de Sussex procede directamente de la fallecida Isabel II, quien les entregó el palacete como regalo de boda en 2018. El hijo de Lady Di y la antigua actriz emprendieron a continuación una profunda reforma de la vivienda, valorada en más de dos millones de libras esterlinas, que concluyó solo seis meses antes de que ambos pusieran rumbo definitivo al otro lado del Atlántico.

Desde entonces, Harry y Meghan han puesto pie en la finca en escasas ocasiones, como cuando falleció el duque de Edimburgo, en abril de 2021, y durante el Jubileo de Platino de la difunta soberana, en junio de 2022, sin olvidar su funeral del pasado mes de septiembre. De hecho, en otoño de 2020, la princesa Eugenia, hija de Andrés, ocupó la propiedad junto a su marido Jack Brooksbank. Sin embargo, su estancia fue breve, ya que poco después el matrimonio se reubicó en Portugal.

Los mismos informantes aseguran que Carlos ha ofrecido a su hermano Andrés la posibilidad de residir en Frogmore Cottage, algo que no parece ser del agrado del segundo. Al parecer, el monarca le propuso esa posibilidad a finales de la semana pasada: “Andrés se resiste a la idea de entrar a vivir en Frogmore Cottage. En cualquier caso, todo esto revela que Harry y Meghan no tienen poder alguno a la hora de evitar este desalojo”, ha indicado el informante.

Publicidad